A propósito del problema de la unidad de gestión de la Loma del Canto en el Naranco

Ángel Díaz del Valle

OPINIÓN

21 ago 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

La crisis múltiple, hoy sufrida por los ovetenses: sanitaria, económica y de falta de perspectivas colectivas debemos de sumar, ya de una forma persistente, las consecuencias derivadas de políticas pasadas, que siguen sumando nuevas deudas y gastos, ya difícilmente cuantificables y además seguir siendo rehenes de la gestión municipal heredada de ya casi 30 años atrás.

Parece que no es suficiente la herencia recibida: privatización del servicio de agua ya en cuestión por sobrecostes y mala gestión técnica, el campo de futbol del Oviedo, con gastos desmesurados y con permanentes deficiencias de construcción y altos costes de mantenimiento, la compra de Villa Magdalena con precios desorbitados, la inversión municipal continuada de un espacio hípico, sin uso social, el Calatrava, El Vasco, contrataciones laborales irregulares, etc.

Siguiendo con una secuencia interminable, nos encontramos con una noticia donde se da cuenta de recientes gestiones de la SAREB como propietaria y heredada, también financiada por todos, de una importante porción de terreno localizada en la falda del Naranco (Loma del Canto) entre el barrio de Vallobin y ya casi los Monumentos Prerrománicos del Naranco, cuyo destino, según el PGOU vigente, es el de albergar más de 600 viviendas en altura y unifamiliares; pese, todo ello, a las recientes recomendaciones de la protección «real» y no de boquilla, del patrimonio histórico ovetense, realizadas por expertos internacionales con el fin de obtener la declaración de Oviedo como Patrimonio Mundial.

El Naranco constituye en su totalidad el valor patrimonial más importante que hoy detenta la ciudad de Oviedo. La porción de terreno afectada por esta unidad de gestión constituye un mordisco al monte de unos 110.000 metros cuadrados (14 o 15 campos de futbol) y en un espacio vital para el municipio y su entorno. Todo ello consecuencia de acciones irresponsables e ignorantes sobre lo gestionado, y que dotaron de valor residencial edificatorio de una forma desmesurada a esta zona (unas 600 viviendas).

Todo producto de un supuesto «liberalismo» (nos gustaría ver a los liberales ilustrados asturianos: Jovellanos, Florez Estrada, Del Riego o Arguelles correrlos a gorrazos). La condición de liberales de estos gestores municipales presentes es un ataque en toda regla a doctrinas políticas y económicas muy respetables (queremos recordarles que el mayor enemigo del liberalismo no es el socialismo (ambos compatibles en algunos países nórdicos donde existe un fuerte sector publico asistencial al mismo tiempo que un fuerte sector privado asentado en principios liberales; todo ello acordado hace más de 60 años en un pacto social entre el empresariado y la clase trabajadora; sino que su mayor enemigo está en la confluencia de intereses de la clase política con las ¿Elites? locales en el manejo, uso y esquilmación de recursos públicos. Como es el caso denunciado en este artículo y la alteración en general de las leyes del libre mercado, con prácticas corruptas y la monopolización de las licitaciones públicas por determinadas empresas.

La Unidad de Gestión de la Loma del Canto 1,2 significa un buen ejemplo de lo dicho: ocupación y calificación urbanística de un espacio necesariamente protegible por su valor patrimonial, prácticas empresariales para su adquisición, cuando menos denostables, con engaños a pequeños propietarios, empujados a sumarse a un proyecto que desconocen y para el que no tenían recursos económicos, cambios a satisfacción de los promotores interesados de normas y planes urbanísticos y, en definitiva, otros usos de la legislación «discutibles» que desencadenaron la situación actual: unos pequeños propietarios sin recursos, nada más que el suelo, que se constituyen en agentes expropiadores a través de una junta de compensación, de otros propietarios y que una vez consumada la expropiación, no pueden hacer frente a los costes económicos de la misma, la huida, vía suspensión de pagos, de los instigadores ¿Elites? Empresariales locales y la responsabilidad solidaria final de las arcas pública municipales, vía ayuntamiento como socio propietario en la junta de compensación, y por último la SAREB (financiada con dinero público, como ostentadora actual de los suelos pertenecientes en origen a las ¿Elites? Locales.

En definitiva «un muerto» que sí o sí debe asumir la corporación local, o sea todos. El Ayuntamiento de Oviedo no tiene, a priori, nada más que dos opciones, salvo prácticas especulativas inéditas:

1) Prorrogar, mediante todas las vías legales posibles la situación actual; lo cual significaría un aumento de intereses y costes de la deuda municipal e intentar pasársela a futuros gobiernos y, además, como «legítimos» herederos y continuadores de las prácticas de los gobiernos que originaron el desaguisado.

2) Afrontar una postura más digna y decorosa, que es la de afrontar una solución al problema que implique una ruptura con los antecesores y causantes del problema; afrontando los pagos decretados por el juez a los expropiados de más de 6 millones de euros; la compensación a la SAREB por su propiedad con permutas de solares o derechos edificatorios en otras zonas de la ciudad y buscar la implicación del resto de pequeños propietarios, embargándoles el terreno en nombre de la deuda contraída y concederles como mucho, derechos de usufructo temporales (para no dejarlos en la calle).

La apropiación por el municipio de estos terrenos consensuada y negociada así debería ser en nombre, no solo, de cumplimientos locales evidentes, sino también en el de la incorporación al patrimonio público de un espacio de unos 110.000 metros cuadrados en la sierra del Naranco y que, en el futuro, no pueda ser objeto de especulación, eliminar la calificación de suelo edificable en el PGOU y pasarlo a ser suelo protegido, como otras zonas de la propia sierra.

PD: Dedicado al muy excelente e ilustrado periodista asturiano D. Lorenzo Cordero que era reconvenido habitualmente por «alguien» perteneciente a esa ¿Elite? Local Por «meterse con la gente». ¿Cuál es la enfermedad que aqueja a la sociedad ovetense, hoy dormida, vencida y dislocada emocional y psicológicamente, en sus apreciaciones colectivas para seguir votando, ininterrumpidamente, a quienes despojaron antes y siguen haciéndolo, su patrimonio natural, cultural, histórico y económico?

*Ángel Díaz del Valle es presidente de «Todos Unidos por el Naranco»