La máscara de los días

Xose Carlos Caneiro
Xosé Carlos Caneiro EL EQUILIBRISTA

OPINIÓN

María Pedreda

24 ago 2020 . Actualizado a las 09:25 h.

Cuenta la leyenda, que como toda leyenda tendrá su poso de verdad, que Tales de Mileto miraba demasiado al cielo. Lógicamente. Su pasión eran los astros. No dejó nada escrito, pero hubo otros que escribieron por él. No era para menos: fue el más famoso, de los Siete Sabios de Grecia. La fama permite a la posteridad que cuenten cosas de ti, aunque sean mentira. Platón hizo de la mentira su campo de trabajo. Hablaba de las ideas y consagró su existencia a parolar con discípulos sobre asunto tan conspicuo. Hoy de las ideas apenas se habla, para qué. Y si eres conservador, aún menos. Parece que los conservadores carecen de ideas y amplitud intelectual. Hasta en eso gana la izquierda: han conseguido hacer creer a España entera que la cultura, el mundo de las ideas, pertenece en exclusiva a ellos. La derecha se ha cruzado de brazos y no ha dicho nada, consagrada a la cuadratura de un círculo numérico que habla de déficit, deuda, ingresos, gastos, etcétera. Gestión, en suma. Más necesaria que nunca. Sin embargo, no olvidemos las ideas. Entre ellas se movía Tales de Mileto contemplando el cielo. Cuenta Platón que cayó a un pozo. Una mujer tracia se acercó a él. Y se burló. Resultaba paradójico que «deseara conocer las cosas del cielo y no advirtiera las que estaban detrás de él y delante de sus pies».

¿Y a qué viene Tales de Mileto a esta columna? Viene a decirnos que aquí pasa lo mismo. Hablábamos de lo que interesa menos, aunque mucho interese. Hablábamos de la caja B de Podemos, ellos tan honrados y tan víctimas de todo aquello que promovieron y alentaron tiempo atrás. Hablábamos de las ubicaciones del rey emérito, que como título fílmico resulta idóneo (Destino de Rey) pero como asunto prioritario de la actualidad me parece anacrónico. Hablábamos de Cayetana Álvarez de Toledo, que nos abruma sin citarlos con su Pinker y su Jonathan Haidt y su Matt Ridley y su Jordan Peterson, como si fuese la única que los ha leído por estos pagos. Cayetana, cuyo intelecto no resulta útil para la política pragmática (útil y pragmático: derecha inteligente). Lo decía Unamuno, que era jugador de ajedrez: la inteligencia de un jugador de ajedrez sirve para jugar al ajedrez. Sufrimos el síndrome de Tales de Mileto: miramos al cielo y no vemos lo que tenemos cerca y nos conduce al pozo. Lo que interesa es que empieza el colegio, o no. Que estamos en la ruina económica, o sí. Y que el maldito virus nos está destrozando la vida. Lo demás, de Podemos a Cayetana, son la máscara de estos días. Los más tristes de la historia reciente.