Sí, sí, aprendan la lección

Fernando Ónega
Fernando Ónega DESDE LA CORTE

OPINIÓN

J.CORCHERO.POOL

11 sep 2020 . Actualizado a las 08:18 h.

Hace días predijimos aquí que el Gobierno iba a sufrir su primera gran derrota en la votación del decreto de remanentes de los ayuntamientos. La predicción no tiene ningún mérito. El Gobierno del señor Sánchez, alucinado por la perspectiva de arrancar de la nada 14.000 millones contantes y sonantes, consiguió uno de los hitos más difíciles: suscitar el rechazo de todos los partidos que gobiernan municipios en todo el país y sublevar a todos los alcaldes que no obedecen a la disciplina del Partido Socialista.

Decíamos en esa crónica que no conseguíamos entender cómo el Gobierno se lanzaba a esa derrota cantada negándose a negociar, como le ofrecían los alcaldes levantiscos reunidos en Madrid. Seguimos sin entenderlo. Solo se puede explicar si se piensa que el Gobierno es un equipo arrogante, que considera a los alcaldes una clase política inferior u obligada a obediencia debida. El revés parlamentario es una gran lección de humildad y de comportamiento. Lo dijo la ministra de Hacienda, María Jesús Montero: «Se trata de un toque de atención del que todos tenemos que aprender». Todos no, ministra; es el Gobierno el único que tiene que aprender. Por tanto, y aplicando su lógica, nos tenemos que alegrar de su destrozo.

Las cosas que tiene que aprender el Gobierno se pueden resumir en tres. Primera: hay que saber valorar la fuerza del adversario. El alcalde del pueblo más pequeño puede provocar una revuelta con una simple condición: que la razón le acompañe. Segunda: si se produce un movimiento de protesta, pero dispuesto a una solución acordada, es irresponsable echar más leña al incendio de la rebeldía y rechazar sentarse a una mesa de diálogo. Aquí parece que solo se pueden hacer mesas de diálogo con los independentistas. Y la tercera, tomar nota de quienes han sido los más notorios causantes de la derrota: casualmente los partidos que seducen a Sánchez con el reclamo de la mayoría de la moción de censura y la investidura: el PNV, Esquerra y EH Bildu. Sugestivo, ¿verdad?

Muy sugestivo. A Esquerra le había dicho Sánchez el día anterior que no se moleste en proclamar incompatibilidades, porque Ciudadanos sigue «en la foto de Colón». A Bildu, todavía peor: por seducirle, el señor Sánchez había dado un pésame de corazón por el suicidio de un etarra en la cárcel, para escarnio de las víctimas del terrorismo, algunas de su partido. Pues ahí los tiene, señor Sánchez: cuando ellos tienen que elegir, eligen estar con los alcaldes suyos, no con quien se hacen arrumacos en Madrid. En cambio, a la señora Arrimadas, que está intentando un meritorio viraje al centro, se la trata como una líder kleenex de usar y tirar y se la sitúa otra vez en el «trifachito». Sí, hay muchas lecciones en la humillación parlamentaria de ayer. Hacen bien los ministros en tomar nota, porque la próxima vez el daño puede ser mucho mayor.