Recuperar el rumbo

Carlos G. Reigosa
Carlos G. Reigosa QUERIDO MUNDO

OPINIÓN

Marta Fernández - Europa Press

14 sep 2020 . Actualizado a las 09:21 h.

El singular y polifacético escritor brasileño Paulo Coelho, con más de 225 millones de libros vendidos en unos 150 países, aseguró que «cuando un político dice que acabará con la pobreza se refiere a la suya». ¿Es una observación graciosa o una ironía crítica? Mucho me temo que se trata de una conclusión seria, que emana de la realidad que tenía a la vista en su propio país, en toda América y en el mundo entero. Es decir, también en España, si observamos con atención nuestra política actual. Porque también aquí, como bien dijo Martin Luther King jr., «necesitamos líderes que no estén enamorados del dinero sino de la justicia, que no estén enamorados de la publicidad sino de la humanidad». Y no parece que abunden estos modelos entre nuestros políticos.

No se trata de ceder a una tentación hipercrítica, que sería perfectamente inútil, pero sí de señalar unos puntos débiles que nuestros políticos deberían corregir o enmendar, para contribuir a una regeneración general de la vida pública en España. Y es que quizá solo por esta vía podremos recuperar la fe en ellos y en las fuerzas que lideran. Algo de verdad importante en trances históricos tan adversos como el actual.

Porque lo que de verdad importa es que tenemos que rehacer un camino que nos conduzca a salir de la crisis y del caos actual, para recuperar la senda por la que antes avanzábamos con un horizonte prometedor. Es algo que nos deben todos nuestros políticos, porque para eso los hemos elegido; no para que mantengan rencilla tras rencilla, sino para que hagan los análisis necesarios y nos conduzcan fuera del barullo y la crisis actual. Cuanto antes acierten con el buen rumbo y dejen de pelearse entre ellos, antes podremos retornar a la esperanza, de la que en mala hora nos sacó el coronavirus.

Nuestros políticos podrían dar una gran lección si, en vez de andar a la greña, se sumasen en un esfuerzo compartido por sacarnos de las dificultades que atravesamos los ciudadanos españoles. De lo contrario podría cumplirse la sentencia de Paulo Coelho y nuestros líderes solo acertarían a mejorar su situación y no la de los demás españoles. Sería un penoso proceso del que tal vez deberían avergonzarse y pagarlo en las urnas.