¿Y la salud mental de los pacientes covid?

Patricia Fernández Martín, Daniel Hernández Huerta TRIBUNA

OPINIÓN

Juan Ignacio Roncoroni | Efe

26 sep 2020 . Actualizado a las 09:18 h.

En nuestra práctica habitual estamos observando la irrupción de diversas alteraciones a nivel psicológico y psiquiátrico, de diversa gravedad, en pacientes que han padecido el covid-19. Esta observación coincide con los resultados de diversos estudios que señalan un aumento de reacciones de estrés postraumático, síntomas ansiosos y depresivos, síntomas obsesivo-compulsivos y alteraciones neurocognitivas (déficits cognitivos, pérdida de memoria o de atención) e insomnio en pacientes que han estado ingresados.

Otra situación que se encuentra es el síndrome post-uci, que lo suelen presentar supervivientes de las unidades de cuidados intensivos y en los que se observa un deterioro físico y emocional, mantenido en el tiempo, y consecuente de la gravedad y prolongación del ingreso hospitalario. Además, los antecedentes psiquiátricos y psicológicos en algunos pacientes pueden agravar o dificultar el proceso de recuperación, junto a aspectos de la propia personalidad.

Hay múltiples factores psicosociales que han influido en el impacto emocional que representa para una persona enfermar de covid-19: el aislamiento y la soledad; el confinamiento de los familiares; la propia situación clínica de cuarentena o de enfermedad de los familiares; unido a cierto estigma, junto a la preocupación por contagiar. Estos factores han tenido un impacto mayor en los pacientes ingresados, que al alta manifiestan una prevalencia de emociones negativas por las vivencias experimentadas en el hospital, junto a la incertidumbre ante su recuperación total, que les genera frustración y desesperanza. A pesar del esfuerzo por facilitar el acceso a la tecnología, muchos pacientes se han sentido distanciados emocional y físicamente de sus personas de referencia.

El hecho de que los profesionales sanitarios hayan atendido esta enfermedad por primera vez ha generado indefensión e inseguridad. En el momento actual, la presencia de factores externos estresantes que estamos viviendo, como el repunte de la pandemia, afectan especialmente a algunos pacientes, que dudan de su recuperación o tienen miedo ante una recaída.

Por tanto, resultan indispensables intervenciones psicoterapéuticas, que hagan especial hincapié en: asimilar y afrontar las secuelas de la enfermedad y de los ingresos que hayan podido ser traumáticos; reforzar los propios recursos y habilidades de afrontamiento; normalizar y validar reacciones emocionales adaptativas a sus vivencias; comprender los síntomas tanto físicos como psicológicos, ofreciendo una explicación clara junto con la elaboración de un plan de acción para buscar soluciones; retomar de manera gradual la actividad cotidiana; buscar redes de apoyo ajustadas a la realidad actual e insistir y garantizar los autocuidados. Se necesita ajustar expectativas y fomentar la paciencia y la motivación. Como decía Séneca: «El deseo de curarse forma parte de la curación».

Siguiendo las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), debemos fomentar la sensación de protección y de seguridad en los pacientes afectados por el covid-19. Para ello se debe intervenir de forma temprana para atenuar y reducir en gran medida el impacto posterior de la enfermedad y sus secuelas, a través de equipos multidisciplinares, donde el papel de la salud mental se haga indispensable junto a la mejoría física. Y es que, tal y como define la OMS, el concepto de salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente se centra en la ausencia de afecciones o enfermedades.