El nazi kamikaze

OPINIÓN

Quim Torra
Quim Torra SERGIO PEREZ | Reuters

29 sep 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Perspectiva mundana.  En el estudio El Uno y los Múltiples (Editorial Trotta, Madrid, 1999, 261 páginas), el que fuera catedrático de Egiptología de la Universidad de Basel, el alemán Erik Hornung, defiende la tesis de que la vastedad del panteón egipcio es engañosa por cuanto los dioses allí incluidos son partes, múltiples, de un solo, el Uno. Esta línea argumentativa daría la razón a quienes sostienen que el cristianismo es un politeísmo, enmascarado de monoteísmo, con tres principales, Padre, Hijo y Espíritu Santo, y una miríada de secundarios: vírgenes, santos, ángeles, arcángeles...

El, llamémoslo, «espíritu religioso» trasciende el ámbito religioso en sí y se ancla en otras manifestaciones esculpidas por el pensamiento. Los hechos presentes nos invitan a prestar atención a las manifestaciones nacionalistas en España por sus desaforadas exhibiciones, una de las cuales ha supuesto la inhabilitación de Joaquín Torra como presidente de la Generalidad.

A Torra lo entronizamos como un santo, o ángel, del Uno, donde el Uno es, naturalmente, Adolf Hitler. No es que pretendamos identificar al antiguo vendedor catalán con cada parte del ideario del cabo alemán, pero sí con una determinante: el racismo. De sobra son ya conocidos sus escritos en los que califica a los españoles de «bestias», etcétera, siguiendo una tradición asentada en mitos de origen, demencias biológicas y tergiversaciones históricos, que, finalmente, son comunes a todos los racistas de todos los tiempos.

Pero siendo esto así, salvo para los que profesan credo tan abyecto, distinguiremos a estos arios de sangre en dos grupos: los serenos y los exaltados, donde, dependiendo de si es tiempo de arengas furibundas o no, los serenos serán menos o más, y a la inversa. Aún entre los exaltados hay que sustraer a los kamikazes, que formarían un conjunto aparte.

Nosotros entendemos, y esto no requiere aportación de pruebas, que Torra es un kamikaze, una nazi kamikaze. Diremos más, y esto requiere pruebas que no tenemos, pero es solo una proyección que, partiendo de su conducta en contexto determinado, explora qué haría en otro contexto. La simulación nos da que Torra (alentó el terrorismo callejero en Barcelona contra las policías en 2019; sus hijos son, tras una cuidada crianza tipo Alsasua, unos extremistas de los CDR) estrellaría su caza de combate contra el palacio de La Moncloa, o formaría a pilotos para estrellar aviones de pasajeros contra Moncloa, Zarzuela y el Congreso.

Perspectiva filosófica. Esta perspectiva la haremos descansar en el Materialismo Filosófico de Gustavo Bueno con el Diccionario filosófico (Pelayo García Sierra, Pentalfa, Oviedo, 2000, 742 páginas) abierto.

En su Teoría de la Ciencia (Gnoseología), Bueno introduce el concepto Mundo (Mi), que define como “el conjunto o sistema de realidades objetivas que envuelven a los sujetos, no solo físicamente, sino también apotéticamente (lo que se percibe a distancia). Lo que es apotético solo puede configurarse como tal a través de los fenómenos que implican sujetos operatorios. Solo entonces puede tener lugar, no solo el establecimiento de distancias métricas (de relaciones distales), sino también la «evacuación» de los contenidos interpuestos entre los sujetos y las cosas del Mundo que los envuelven. Si suprimiésemos los sujetos operatorios, el Mundo, en cuanto Mundus adspectabilis, des-aparecería. Y no porque se aniquilase (como pensaban los idealistas absolutos, que reducían al Mundo a la condición de un contenido de la conciencia), sino porque se reduciría a la condición de realidad física (paratética).

¿Qué nos puede decir este Mundo buenista aplicado al inhabilitado? Sugeriremos que lo apotético, contradistinto a lo paratético (lo que está en contacto) se halla en el “mundo entorno”. Un mundo entorno sería el de los hombres que se esfuerzan en orbitar la Virtud con operaciones (acciones reales, educativas, legislativas…). En oposición, otro mundo entorno lo conformaría una sociedad ajena a la Virtud, volcada en el odio y el aniquilamiento de quienes tildan de opresores subhumanos desde unas coordenadas falsarias alimentadas por una ideología que, además, está alentada por una burguesía que, para ser más exclusiva, tiene perfilada una democracia todavía más espuria que la española. Y esa era la misión que se le encomendó al plebeyo Torra a cambio de la hidalguía y de inyectar el veneno que porta en toda la región desde la Generalidad.