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Diego Valiño
Diego Valiño REDACCIÓN

OPINIÓN

Trump, en un momento en el que se saca la mascarilla después de regresar a la Casa Blanca
Trump, en un momento en el que se saca la mascarilla después de regresar a la Casa Blanca Casa Blanca

09 oct 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Espero y deseo fervientemente que de este horripilante año 2020 podamos sacar al menos algo positivo los ciudadanos del mundo (desde la irrupción en nuestras vidas de la covid-19 no hemos tenido apenas buenas noticias). Creo que sin duda la derrota de Trump en las presidenciales de noviembre en Estados Unidos lo sería. Su absurdo show paseando en coche para saludar a sus fans (estando todavía ingresado en el hospital) y su nula responsabilidad al quitarse la mascarilla a su llegada a la Casa Blanca muestran la necesidad de que cualquier alternativa le gane porque siempre será mejor a su continuidad en el despacho oval. Su imagen es cuando menos patética, pero sus acciones son un bochorno. La transparencia no es ni mucho menos su principal virtud, y son muchas las especulaciones que hay sobre su estado de salud. Hay quien piensa que al igual que le ocurrió a Bolsonaro y a Boris Johnson, el karma se ha ocupado de avisarle de que no estamos ante ninguna broma. No debería jugar con su salud ni propagar mensajes que confundan al común de los mortales, al menos hasta que siga ejerciendo el cargo que ostenta, pero igual estoy pidiendo peras al olmo.

Tras la decisión de la justicia madrileña de tumbar el confinamiento perimetral de Madrid capital y otros nueve municipios de la comunidad (medidas solicitadas por Illa a Ayuso), la pregunta que todo el mundo se hace es si veremos la imagen en este puente de personas que viven en Madrid aprovechando las circunstancias para viajar por diferentes rincones de nuestro país. Mientras estuvimos todos confinados uno de los mensajes que se trasladaban era que la única herramienta legal para restringir los movimientos era aplicando el Estado de Alarma. Parece que los tribunales así lo entienden, porque consideran que las restricciones generalizadas no caben en el actual marco jurídico al limitar derechos fundamentales, y por tanto el argumento que Pablo Casado utilizó para negarse a seguir convalidando los Estados de Alarma argumentando que había normativa suficiente para confinar a la población eran claramente erróneos. Ni mucho menos ha ayudado ni creo que ayudará el Gobierno de la Comunidad de Madrid aunque hayan decidido retirar de la Audiencia Nacional las exigencias del Ministerio de Sanidad. Ayuso y Aguado han sido incapaces de acordar y encontrar con Illa un punto de equilibrio y evitar estos escenarios, y más cuando ya se empiezan hasta a sospechar de si los datos que se aportan son correctos. La imagen que se da desprestigia a las instituciones y a sus representantes públicos, en un momento en que la salud debería ser lo más importante.

Pedro Sánchez ha puesto sobre la mesa la apuesta del Gobierno progresista de España para el futuro inmediato. Ante un auditorio que seguía sus palabras de manera online estimó en 800.000 los puestos de trabajo que se podrían crear con la imprescindible ayuda de los 140.000 millones en fondos europeos y, si todo llega a buen puerto y la sombra de Cristóbal Montoro deja ya de existir, con los futuros Presupuestos Generales del Estado. Desde luego suena muy bien que se vaya a crear empleo, aunque obviamente lo importante será poder cumplir los objetivos, ya que España arrastra un problema en materia laboral gravísimo. Hay que acabar con la situación de pocas oportunidades para los más jóvenes, con los sectores embarrados en la precariedad y en la explotación que origina que los trabajadores no ganen lo suficiente para llegar a fin de mes. Vienen meses difíciles ante el previsible cierre de empresas que no aguantan ya más este parón económico, así que este Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, que ojalá hubiera emanado del Congreso en aquella comisión que presidió Patxi López tras frustrarse unos nuevos Pactos de La Moncloa, sea un éxito, ayude a que la imagen de España se reconforte y sirva el plan de motor de nuestra economía para que llegue hasta el último rincón. Ojalá nadie se quede atrás.

Las ideas, y sobre todo las mejores, se nutren de la diversidad y de la participación de diferentes personas. Los organizadores del Foro La Toja-Vínculo Atlántico creo que no se mostraron muy finos cuando pensaron que cuatro mujeres frente a treinta y seis hombres eran suficientes para asistir a las conferencias previstas. Josep Borrell dijo con mucho acierto que había «un error estadístico, porque como que la capacidad de ilustración mental debe estar estadísticamente distribuida por partes iguales entre hombres y mujeres y no creo que eso quede perfectamente reflejado en la composición de género de este acto». Una imagen que no debería repetirse y más con la presencia de personalidades tan importantes.