Enfermeros residentes: de héroes a mano de obra barata

Álvaro González

OPINIÓN

Dos enfermeros
Dos enfermeros Lindsey Wasson | REUTERS

23 oct 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

En abril, cuando los españoles salíamos cada tarde a las ocho a aplaudir a los sanitarios, se creía que íbamos a salir de toda esta pesadilla más fuertes y unidos; y con un reconocimiento y mejora de las condiciones laborales de los profesionales de la salud, a los que consideramos héroes. Pero nada más lejos de la realidad: el cainismo campa a sus anchas por las tierras de España y las condiciones de muchos de nuestros médicos, enfermeros, celadores y demás personal siguen depauperadas. Pagamos a los héroes con aplausos y Premios Princesa de Asturias, pero no con contratos dignos, que es lo que merece todo trabajador.

Los que más están sufriendo estas condiciones lamentables son los futuros responsables de nuestra salud, se les precariza y utiliza como mano de obra barata. Esto está ocurriendo con los enfermeros internos residentes (EIR) del área sanitaria IV que trabajan y se forman en el Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA). Mediante una carta firmada por Luis A. Hevia Panizo (gerente del área 4) y tras una reunión, el pasado miércoles 21 de octubre, con Gloria Herías Corral (subdirectora de enfermería HUCA) , Yolanda Valcárcel (docencia y formación HUCA) y Joaquín Menchaca (Subdirector de gestión de cuidados y enfermería) se les informa que debido a «las necesidades de profesionales de enfermería para dar adecuada cobertura a la creciente demanda generada derivadas de la evolución de la pandemia de covid-19 se han incrementado notablemente» se dispondrá de los «EIR de todas las especialidades» para que realicen los trabajos necesarios.

Principalmente su área de trabajo corresponderá en realizar las pruebas de autocovid, y plantean durante quince días la duración de esta excepcionalidad en el desempeño de su labor y formación. «Desde la Gerencia y las Direcciones consideramos que esta experiencia no interferirá en el adecuado cumplimiento de los objetivos contemplados en el programa formativo y que será enriquecedora, tanto personal como profesionalmente», es aquí donde los enfermeros residentes no están de acuerdo. Afirman que bajo ningún concepto se están negando a ayudar y a contribuir con todos los medios posibles a la lucha contra la covid y la asistencia a los pacientes. Las condiciones de trabajo de los EIR conllevan algunas peculiaridades que conviene saber, tras aprobar un examen al que se presentan cerca de trece mil personas para algo más de mil puestos, acceden durante dos años a un periodo tutorizado de formación donde se especializan para desempeñar su trabajo en puestos específicos; por todo ello renuncian a la mitad del sueldo que les correspondería como enfermeras titulares: renuncian a parte de sus emolumentos posibles por formarse y dar un mejor trato futuro a sus pacientes. Lo único que piden estos enfermeros es, ya que se interrumpe su formación y van a desempeñar tareas de enfermería generalista realizando pruebas PCR, cobrar un sueldo normal y disponer de las mismas condiciones de trabajo.

Tras la reunión mantenida con sus responsables, en lugar de respaldar estas justas peticiones, se les reprobó su actitud; y se les indicó que si querían cobrar como enfermeras renunciasen al contrato de formación. Todo esto parte de una mala gestión por parte de sus superiores, la nula previsión de las necesidades a consecuencia del rebrote del coronavirus y de la alta tasa de interinidad; y, como siempre, sufre el eslabón más débil los vaivenes y desatinos de sus jefes. Estos EIR sólo piden que se les reconozcan las funciones reales que van a realizar y que se les pague como tal, piden un sueldo digno para un trabajo excepcional. Recuerden: Son los mismos que hace no mucho eran superhéroes, a los que ovacionábamos desde nuestras casas, y ahora tratan como mano de obra barata.