Si el Gobierno tuviera alguna imperfección, tranquilos todos, María Jesús Montero, a la sazón ministra portavoz y de Hacienda, se encargaría de pulirla. Montero volvió ayer a dar una clase magistral en su comparecencia. Habla de forma tan enrevesada que llega un momento en que el oyente no es capaz de discernir si lo ha dicho todo o en realidad no ha dicho nada: «Son unos presupuestos esperados, necesarios, imprescindibles para esta reconstrucción y para la transformación del sistema productivo». En esta imagen, parece que se contiene para no gritar ¿qué más queréis de nosotros? La ministra dio el relevo en el NO-DO al presidente y al vicepresidente, que se pegaban un madrugón, ejem, para, en palabras de Pablo Iglesias, inaugurar «una nueva época en la política española». Iglesias dijo que «vamos en la senda de la recuperación de derechos laborales y sociales». Mientras, el paro se encaramaba al 16,3 %. En efecto, ministra, los españoles se quejan de vicio.