Llenazo de puente

Álvaro González

OPINIÓN

Una mujer acude a visitar la tumba de sus familiares en el cementerio de El Salvador de Oviedo este sábado en la víspera de la celebración de Todos los Santos
Una mujer acude a visitar la tumba de sus familiares en el cementerio de El Salvador de Oviedo este sábado en la víspera de la celebración de Todos los Santos EFE | Alberto Morante

02 nov 2020 . Actualizado a las 12:22 h.

Sorprendido por la cantidad de gente que se ve en la calle y las terrazas este fin de semana, tengo cada vez más claro la inutilidad de eso del confinamiento perimetral de las tres grandes ciudades asturianas. Nadie puede salir, pero cientos de ovetenses que residen fuera vienen a pasar el puente a su ciudad: tan sencillo como seguir aquí empadronados o que en su DNI aún ponga Oviedo. Llenazo de puente, al menos a la hostelería le vendrá bien, que lo necesita. No soy yo el único que duda, hace unos días un asesor del Principado aseguró a los periodistas que esta medida adoptada por el gobierno de Barbón carecía de eficacia alguna. Y aún más cuando vemos como los números de contagiados descienden en Oviedo, no en Gijón y Avilés, y seguimos igual, se castiga a la ciudad por hacer las cosas bien. Esto sí que es el verdadero cerco a Oviedo.

Marcos Morán decide cerrar temporalmente Casa Gerardo, con las limitaciones de aforo y la dificultad para atraer clientela, «no tiene sentido que permanezca abierto», asegura el cocinero: «Es momento de tomar decisiones, porque malvivir no tiene sentido». En Felechosa, el Bar Sidrería Les Foces no dio ni una sola comida el domingo pasado, algo que no les había pasado en toda su larga andadura. Las tres ciudades asturianas encerradas en sí mismas, mirándose el ombligo, con sus ciudadanos poblando calles, tiendas y bares; mientras el resto de Asturias queda asolada y, de seguir así, condenada a una muerte lenta y dolorosa.

Hablo con una doctora del servicio de urgencias del HUCA: «Yo soy optimista, te lo digo de verdad, pero lo veo muy complicado». Insiste en que las decisiones y medidas sanitarias se toman, muchas de ellas, sin criterios científicos claros, «hay mucho postureo y ganas de ponerse medallas en el pecho. Ya está bien, están jugando con la salud de los ciudadanos, se están cargando el sistema de salud y acabando con la economía». Me llama la atención la clara desafección de los sanitarios con los que hablo frente a los responsables de la gestión sanitaria y los políticos. Les veo quemados y cansados de responder ante superiores que se mueven en función de intereses políticos, obviando y despreciando todo lo demás. Es curioso que todos estos expertos de los que se rodean los gobiernos siempre son de su misma cuerda, porque no les interesa la verdad, sino su verdad.

No hay más ciego que aquellos que no quieren ver. Cada día estamos cerca del abismo, nos encaminamos al confinamiento total, a la reclusión domiciliaria. Disfruten mientras puedan de la libertad que nos queda y tengan cuidado.