Iglesias y la agenda del Gobierno

Fernando Ónega
Fernando Ónega DESDE LA CORTE

OPINIÓN

Ballesteros

14 nov 2020 . Actualizado a las 12:30 h.

¿Qué hace Pablo Iglesias en el Gobierno? La respuesta del BOE sería: «Es nada menos que el vicepresidente segundo». ¿Y en qué se nota su trabajo? Un militante de Podemos respondería: «Es el que pone acento social ante las tentaciones capitalistas de los ministros del PSOE». Un seguidor de las acciones administrativas que le corresponden diría: «Está prácticamente virgen, no se nota actividad reseñable, salvo que las haya delegado en los demás ministros de Unidas Podemos». Un crítico celoso de cómo se gasta el dinero del contribuyente apuntaría: «Su cargo es manifiestamente prescindible porque es demasiado difuso en sus competencias y se supone que un gobierno de izquierdas ya tiene la sensibilidad social que de él se espera». Y un adversario militante pondría esta nota crítica: «Se le entregó la competencia en materia de residencias de mayores, no hizo siquiera una declaración de intenciones y siguen muriendo ancianos en ellas igual que cuando lo Sánchez lo nombró o él pidió ser nombrado».

Estas son las respuestas que este cronista imagina, fruto, en todo caso, de conversaciones con compañeros y amigos. También alguna amiga y compañera. Pero hay otras respuestas firmadas que se dieron en el día de ayer. Una es del socialista García Page, presidente de Castilla-La Mancha: «Podemos, es decir, Pablo Iglesias, marca la agenda del Gobierno». La otra, de Pablo Casado, que es menos creíble porque es presidente del Partido Popular, que tiene la misión de echar del gobierno a Pedro Sánchez y a su tocayo Iglesias, a ser posible de una tacada: «Podemos se está comiendo al PSOE».

Como ayer escribíamos que el PSOE nacional está medio desaparecido o en excedencia, lo mismo tiene razón. Desde luego, esta semana el señor Iglesias le pegó un mordisco gigantesco al colocar a Bildu en el frente de apoyo al Gobierno que Sánchez preside. Sánchez le dejó hacer porque le aportaba votos a los Presupuestos, y ahora el resultado es el siguiente: el verdadero líder de la izquierda dispersa y con capacidad para aglutinarla, es Pablo Iglesias. Sánchez luce muy bien, pero tiene compromisos con el sistema que le impiden determinados movimientos. Por ejemplo, para jugar contra la monarquía, para autorizar referendos de autodeterminación o para promover un movimiento antisistema.

Pablo Iglesias puede hacerlo, porque esa es la historia de su acción política. Si se analiza el trabajo de su vicepresidencia, se desprende que tiene además mucho tiempo para ello. Y si se repara en el lugar donde está, con papel incluso en el control del Centro Nacional de Inteligencia, cada día puede conocer un poco mejor los planos, los recovecos y las debilidades del poder… y de Pedro Sánchez. No descarto en absoluto lo que dice García Page: que marca la agenda del Gobierno. Lo de Pablo Casado, que se está comiendo al PSOE, quizá sea una cuestión de tiempo.