El papel de los hispanos en la victoria demócrata: más importante de lo que parece

Cristina González

OPINIÓN

Joe Biden
Joe Biden DPA vía Europa Press

19 nov 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Los Estados Unidos son el segundo país hispano del mundo en términos de población, por detrás de México, que es el primero. En efecto, en este país hay aproximadamente sesenta millones de hispanos procedentes de todos y cada uno de los países de habla española. Los grupos más numerosos son los mexicanos, los puertorriqueños y los cubanos. De esos sesenta millones, treinta y dos millones tienen derecho al voto, según datos proporcionados por BBC News-Mundo

Aproximadamente un 32% de los hispanos votó por Trump, quien logró más apoyo que en 2016, cuando recibió un 28% del voto hispano. Dado el maltrato que el actual presidente ha dado a los hispanos en los últimos cuatro años, a mucha gente le ha sorprendido este resultado. Este nivel de apoyo es muy superior al 12% que le han prestado a Trump los afroamericanos, pero esto en realidad no tiene nada de particular, ya que estos dos grupos son muy diferentes.  

Mientras que los negros son un grupo relativamente homogéneo y tradicionalmente fiel a los demócratas, los hispanos, que son muy heterogéneos, ya que son de orígenes nacionales y razas diferentes, son más conservadores y al menos una tercera parte de ellos vota asiduamente por los republicanos. Trump no ha sido el presidente republicano más apoyado por los hispanos ni mucho menos. George W. Bush logró un 35% de su voto en el primer mandato y un 40% en el segundo y Ronald Reagan obtuvo un 35% de su voto en el primer mandato y un 37% en el segundo. Aunque sigue la misma trayectoria de aumento de votos en el segundo mandato, los niveles de apoyo hispano que ha tenido Trump --28% en el primer mandato y 32% en el segundo-- son inferiores a los de estos otros presidentes republicanos.  

En estas elecciones llamó mucho la atención el inesperado apoyo que le prestaron a Trump muchos hispanos de Florida. Mientras que la mayoría de los puertorriqueños y los mexicanos, grupos que suelen apoyar a los demócratas, votó por Biden, la mayoría de los cubanos y buena parte de los venezolanos, colombianos y nicaragüenses, que están muy marcados por los problemas causados por la izquierda en sus países de origen, se decantó por Trump, quien les había metido el miedo en el cuerpo al decir que su oponente era socialista.

Esta aseveración, a todas luces falsa, tuvo el efecto deseado, despertando el rechazo visceral que estos votantes tienen a cualquier cosa que les traiga a la memoria su traumático pasado. Trump, pues, logró manipular sus emociones y, aunque no obtuvo la mayoría del voto hispano, el considerable apoyo que le prestaron los cubanos, venezolanos, colombianos y nicaragüenses, sobre todo en el condado de Miami-Dade, le permitió ganar el estado de Florida.  

La noticia de los resultados de Florida fue seguida por la de la victoria de Trump en Texas, otro estado en el que los hispanos, principalmente de origen mexicano, lo apoyaron más de lo previsto, aunque la mayoría de ellos votó por Biden, que logró el apoyo entusiasta de los hispanos de las zonas urbanas. Sin embargo, los hispanos de las zonas rurales de la frontera, aunque favorecieron a Biden, lo hicieron por un margen mucho menor y en el caso de un condado, el de Zapata, le dieron la victoria a Trump. 

Parece que los hispanos de estos condados fronterizos sopesaron los argumentos a favor y en contra de Trump y al final le dieron mucha importancia a los factores crematísticos. Resulta que Trump, en su afán de impedir la entrada de inmigrantes, había aumentado mucho las actividades a lo largo de la frontera, generando puestos de trabajo y otros beneficios económicos para los habitantes de esos condados. Además, Trump les convenció de que la política de Biden de fomentar las energías renovables era una amenaza para la industria del petróleo que tan importante es en el condado de Zapata.  Así pues, en esta región, el dinero imperó sobre los sentimientos. Con un apoyo hispano más tibio, aunque todavía mayoritario, a Biden se le hizo imposible ganar el estado de Texas.

Como tanto Florida como Texas daban empate estadístico en las encuestas, la victoria de Trump en estos dos estados desmoralizó a los demócratas en un principio. Pero, según continuaban llegando las noticias, se hizo evidente que esto no era el final de la historia. El estado de Arizona, donde también había un empate estadístico, acabó del lado de Biden, debido, más que nada, al voto de los hispanos, en su mayor parte mexicanos.

La conquista de este gran bastión republicano, que hasta hace poco tiempo parecía inexpugnable, fue una gran victoria para los demócratas. Hartos, no solamente de los insultos racistas de Trump, sino también de su apoyo a las acciones hostiles de los republicanos locales, los hispanos de este estado votaron decididamente por Biden. En particular, les motivó mucho su aversión al antiguo sheriff del condado de Maricopa, Joe Arpaio, quien había abusado de su poder y cometido multitud de ilegalidades en su afán por perseguir a los hispanos. El perdón presidencial que Trump le otorgó a este poco edificante personaje encendió sobremanera a la comunidad hispana y la animó a acudir a las urnas a expresar su condena a la gestión del actual presidente. 

Como se ve, cada estado presenta una situación diferente. El voto de los hispanos no está asegurado y es un error asumir que van a votar siempre por los demócratas en números muy altos.  El porcentaje cambia de estado a estado y de situación a situación. Por eso a veces se producen sorpresas.  Sin embargo, la tendencia general es, en realidad, bastante estable. Los hispanos votan mayoritariamente por los demócratas en prácticamente todos los casos. Por lo tanto, su presencia acaba teniendo consecuencias, aunque éstas no sean tan rápidas ni tan claras como muchos desean. 

El porcentaje más alto de hispanos se encuentra en siete estados que en su día fueron del antiguo imperio español, a saber, Nuevo México (48.54), Texas (39.17%), California (38.88%), Arizona (31.14%), Nevada (28.45%), Florida (25.17%) y Colorado (21.42%), según indica el World Population Review 2020. La población hispana ha cimentado ya el control demócrata de California, que vota por presidentes de este partido ininterrumpidamente desde 1992, y de Nuevo México, Nevada y Colorado, que lo hacen desde 2008. A estos estados se ha sumado ahora Arizona. Los dos únicos estados de este grupo que quedan en poder de los republicanos son Texas y Florida, y en ambos hubo empate estadístico en las encuestas, lo que probablemente indica que se podría producir un cambio en un futuro no muy lejano.         

Aparte de estos siete estados históricamente hispanos, hay otros estados de tradición anglosajona en los que ahora hay una creciente presencia hispana, la cual está empezando a tener efecto en los resultados de los comicios. En estas elecciones, en el estado de Georgia han tenido un papel significativo los hispanos, que constituyen el 9.40% de la población, de acuerdo con el World Population Review 2020, y son el tercer grupo más numeroso después de los negros, que son el 31.9%, y los blancos, que son el 51.8%, como señala el 2019 US Census Bureau. Si este gran bastión republicano pasa a manos de los demócratas, como parece que hará cuando concluya el recuento de los votos, será en parte por la presencia hispana, que ha aumentado mucho en los últimos tiempos. Los demócratas han ganado Georgia por pocos votos, así que cada voto cuenta

Otros estados que los demócratas han ganado por pocos votos son Wisconsin, Michigan y Pennsylvania, los tres estados de la «muralla azul» o bloque demócrata, que conquistó Trump por sorpresa en 2016 y en cuya recuperación centró Biden su estrategia para las elecciones de 2020.  Parece que los hispanos, cuyos números están aumentando, han contribuido al éxito de esta estrategia. Según cifras suministradas por el World Population Review 2020, en estos momentos el 6,68% de la población de Wisconsin, el 5,00 % de la de Michigan y el 7,08 de la de Pennsylvania son de origen hispano. Estos porcentajes, que ya no son tan pequeños como lo eran antes, están empezando a afectar los comicios. Aunque no ha habido tiempo para estudiar a fondo los resultados de las elecciones, se cree que el apoyo hispano ha tenido un impacto significativo a favor de Biden en estos tres estados, que ganó por poca diferencia de votos.  

En la gran coalición demócrata, compuesta por minorías étnicas, blancos con estudios universitarios y jóvenes de todas las razas, tienen un papel muy relevante los hispanos, que ahora son la minoría étnica más numerosa, por delante de los afroamericanos, que habían ostentado ese papel hasta hace poco tiempo. Los hispanos son más conservadores que los negros y apoyan a los demócratas en menor proporción, ya que una tercera parte de ellos son fieles votantes republicanos.

Sin embargo, esto quiere decir que dos terceras partes de los hispanos simpatizan con los demócratas, por los que votan de manera regular, lo que, dado lo numeroso que es este grupo étnico y su constante aumento, no es algo baladí. De hecho, el apoyo de los hispanos a los demócratas es tan sólido que, cuando algunos de ellos votan por los republicanos en números considerables, como pasó en el condado de Miami-Dade, en Florida, o en el condado de Zapata, en Texas, esto se convierte en una gran noticia.  En cuanto se va más allá de las anécdotas y se analizan los números, se ve que el papel de los hispanos en la victoria demócrata ha sido más importante de lo que parece.   

Cristina González (Gijón, 1951), licenciada en filología románica por la Universidad de Oviedo y doctora en literatura española por la Universidad de Indiana-Bloomington, es catedrática emérita de la Universidad de California-Davis, donde ha impartido clases de literatura y cultura hispánicas en el Departamento de Español y de historia y situación actual de la universidad americana en la Facultad de Educación.