Lo bonito

Fernanda Tabarés
Fernanda Tabarés OTRAS LETRAS

OPINIÓN

WARNER BROSLance Staedler

02 dic 2020 . Actualizado a las 08:54 h.

Resulta aconsejable ser cínica en los buenos tiempos, pero cuando lo marrón sobrevuela puede que sea mucho mejor entregarse a la inocencia. La vida real tiene hoy la textura de una serie negra, por eso hay quien anuncia una irrupción transmedia de contenidos feelgood, definidos en Gran Bretaña después de la Segunda Guerra Mundial cuando la literatura se empeñó en ofrecer a las personas argumentos bonitos y finales felices que las reconfortaran durante un rato tras unos años de muerte y dolor terribles. Aquí lo bonito deja de ser un pecado de cursilería para presentarse como un desafío, una provocación contra el ruido desasosegante del presente que viene en la salud y en la enfermedad, todos los días de tu vida.

Los tambores empezaron a sonar casi con el siglo pero Pandemia ha venido a desmentir de manera definitiva esa convicción tan siglo XX que aventuraba un futuro siempre mejor. De la certeza de bienestar hemos pasado a la convicción de que las cosas pueden ir mal de una forma desconocida y esa desazón nos marcará como generación. Aquí tienen un reto los buenos narradores, porque lo bonito tiende a tener mala fama y en general creemos que solo las almas atormentadas entienden la sustancia real de la vida, que al fin puede ser tan puñetera. Pero hay indicios de que, tras la moda zombi que invadió librerías y cines, hoy hay una pretensión de calma que contraste con la vida-mascarilla. Adolescentes con el alma programada en bits consumen con entusiasmo una serie que se estrenaba el 22 de septiembre de 1994 para retratar y consolar a una generación compuesta en papel y letras de imprenta. Friends era una telecomedia previsible y amable, una suerte de edén con las normas claras en el que Mónica tenía un problema: en cuántas categorías debería clasificar las toallas. Ains...