Iglesias, el vigilante cabezón

Enrique Clemente Navarro
Enrique Clemente LA MIRADA

OPINIÓN

21 dic 2020 . Actualizado a las 09:06 h.

Es el rey de la escenificación, capaz de transmutarse, en un pispás, de leal servidor de Sánchez a vigilante del Gobierno para que no se desvíe de la senda que supuestamente le ha marcado. Al igual que en su día se transmutaba de mitinero agresivo en manso predicador. Ahora, Iglesias se presenta como el cabezón intransigente en defensa de las medidas sociales que las «malvadas» Calviño y Montero nos quieren negar porque sí. Su rifirrafe con la ministra de Hacienda, convenientemente fotografiado en el Congreso, alimenta su relato, casi de superhéroe. El de un vicepresidente que vigila a su propio Gobierno -algo nunca visto-, que incluso llama a los movimientos sociales a que lo presionen; sirve en bandeja a Sánchez la mayoría necesaria para aprobar los Presupuestos; y se apunta todos los tantos del escudo social, desde el ingreso mínimo vital a la ley contra los desahucios pasando por la subida del salario mínimo, aún en cuestión. Olvida que la última palabra es de Sánchez. Eso sí, él nunca es responsable de lo que sale mal. Además, es el heraldo del advenimiento de la república, que según él, sumo intérprete de los deseos del pueblo, es ya mayoritario. Iglesias está dispuesto a airear a los cuatro vientos las discrepancias en el seno del Ejecutivo. El trabajo oscuro en el Consejo de Ministros no es lo suyo. ¿Qué hay detrás de este nuevo ataque de protagonismo? Su obsesión por no ser engullido como vicepresidente florero y burlar la maldición que acompaña al partido minoritario de las coaliciones. Sabe que presentarse como guardián de las esencias de la izquierda es la única vía para recuperar terreno y, al menos, retener a sus votantes. Trata de evitar que el varapalo electoral en Galicia y el País Vasco se repita en Cataluña.