El principio del fin

OPINIÓN

Imagen de archivo de un brindis con cava
Imagen de archivo de un brindis con cava PILAR FREIRE

01 ene 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

¿Quién no se pone metas a principio de año? Imagino que lo hacemos prácticamente todos. Si ayer hubiéramos escrito en un folio nuestros deseos y los volviéramos a leer el último día de este año que hoy ha comenzado, seguramente descubriríamos algo que es evidente pero que quizás no siempre tenemos presente: hay que vivir la vida con planes, con sueños, con esperanzas, pero teniendo presente que en tan solo un segundo todo puede cambiar. Mi impresión del 2020 ha sido un  poco esa. Hasta para quien haya sido un buen año en cuanto a trabajo y dinero, lo que vemos a nuestro alrededor nos afecta, y por tanto nos ha frenado el tiempo que le dedicamos a nuestras rutinas y a lo que en definitiva nos gusta. El año 2020 ha terminado con Araceli como la primera persona en España que se ha vacunado contra el coronavirus. En Asturias/Asturies también fue una mujer (Pepita) y ojalá representen de verdad el principio del fin del coronavirus.

Pese a la crispación política, este 2021 contará con los presupuestos aprobados a nivel regional, nacional y comunitario. Ahí también hay que destacar que se ha conseguido llegar a acuerdos plurales y que ha habido políticas y políticos que han sabido anteponer el interés general al partidista. El apoyo público a los sectores económicos más afectados por la pandemia es primordial, pero más si cabe lo que hay que proteger es a las personas. La imagen de un país como España donde nadie (que así lo quiera porque no es obligatorio) se quedará sin vacunar es un motivo de orgullo. La salud por encima de cualquier otra cosa. Desviar la atención con otras cuestiones como el tamaño de la pegatina del Gobierno en las cajas de cartón con las que se trasladan las vacunas es sencillamente buscar la confrontación sin razón alguna. De verdad, esperemos que sea el principio del fin a la pandemia y que nadie se quede atrás.

Si la situación no empeora, el 14 de febrero se celebrarán elecciones en Catalunya. El PSC ha dado un golpe de efecto al decidir que sea Salvador Illa y no Miquel Iceta el candidato del partido a la presidencia de la Generalitat. Quien va a tener que esforzarse mucho para que no sea el principio del fin de sus días es Ciudadanos. Si fue todo un golpe sobre la mesa su victoria en diciembre de 2017, ahora se cree que el «voto constitucionalista» podría cambiar de partido. Lorena Roldán se ha marchado al PP y las encuestas hablan de que Vox entrará en el Parlament. No obstante, será el PSC el que jugará el papel de ser el único partido capaz de ganar al nacionalismo, que también se encuentra muy dividido en la antigua CiU entre los que concuerdan con Puigdemont y los que no han seguido sus dictados desde Bélgica. Lo que creará seguro una fuerte discusión será el futuro próximo de los dirigentes políticos del «procés» que están en la cárcel, porque el melón de los posibles indultos ya está abierto y tanto partidarios como detractores sacarán a relucir sus argumentos. Me atrevo a pronosticar que el principal debate político de estas elecciones estará marcado por esta cuestión, muy por encima incluso de lo que señalaba antes con las aprobaciones de las cuentas, porque todo el esfuerzo público (y Catalunya no es una excepción) debe estar centrado en las necesidades de la gente. Lamentablemente las políticas llevadas a pavo desde el Palau de la Generalitat no han priorizado esta cuestión, y espero que sea el principio del fin y para que nunca se produzca un divorcio entre Catalunya y España como lamentablemente ha sucedido con el Reino Unido con la Unión Europea (sobre la campana llegó el acuerdo para el Brexit). Lo que sí es seguro es que Joe Biden tomará posesión como nuevo Presidente de Estados Unidos, poniendo punto y final a la penosa administración Trump.

Tengamos claro que nos queda un largo recorrido hasta volver a nuestras rutinas (Sevilla ya ha cancelado su Semana Santa, que tocaba a principios de abril) y por tanto los besos y los abrazos deberán esperar (y más ahora en las puertas de una tercera ola) y tendremos que seguir con la mascarilla, el lavado de manos, la distancia social y la ventilación a espacios cerrados, pero tengamos al menos la esperanza de estar ya en el principio del fin de este virus maldito que nos ha robado 2020. Feliz año 2021.