Monos y vacunas

Luis Ferrer i Balsebre
Luis Ferrer i Balsebre EL TONEL DE DIÓGENES

OPINIÓN

03 ene 2021 . Actualizado a las 11:05 h.

Mientras olía la cuadra de este año histórico que dejamos atrás, pensaba que en el futuro la humanidad lo recordará por un solo hito: el año de la pandemia global. Esperemos que el 2021 lo recordemos como el de la vacuna global y el de la reflexión que nos enseñó a no pasarse con el planeta ni con las jaranas. Esperemos. 

Y mientras uno pensaba en estas cosas, la radio del coche decía que este año se cumple el 150 aniversario del anís del mono.

Fue oír anís del mono y tener un viaje astral. Me vi admirando la etiqueta del anís del mono con el mismo asombro que me sigue produciendo ese humanoide que se parece más a muchos hombres a medio evolucionar que a un mono de los de ahora. Los ojos se me llenaron de bares, tascas, puticlubs y meublés de lujo donde el mono estaba encaramado en los estantes, burlándose de los padrinos en las fiestas familiares, aclarando en sol y sombra el amanecer de tantos gaznates currantes y percutiendo al ritmo de cánticos populares. Todo olía a anís. 

Los bebedores de anís como los de coñac, hoy son una especie en retroceso asediada por los combinados extranjeros; el anís y el coñac son bebidas de trago corto y conversación lenta, a diferencia de las colonizadoras que son rápidas y frías como el ambiente.

Pero no menospreciemos al mono que en sus 150 años de vida, ha visto de joven escribir a Darwin El Origen del Hombre (para mí que el mono de la etiqueta es Darwin), a Graham Bell descubrir el teléfono, hacer los planos del puente de Brooklyn y alumbrar a Lenin. ¿Quién nos dice que no será capaz de sobrevivir a Internet, al 5G, influencers y youtubers o a nuestro Pablenin? El mono ha sobrevivido a la gripe del 18, a dos guerras mundiales y civiles, dictaduras, monarquías, repúblicas, a la bella Otero, a Mata Hari y a Belén Esteban. Se diría que la burla simiesca es inmortal. 

Al mono lo crearon los hermanos José y Vicente Bosch en una destilería que es una joya modernista de la Badalona de 1870 y el pueblo lo perpetuó en el 2012 con una estatua de bronce de 200 kilos en el paseo marítimo, como un tótem que embriaga de historia y olor a anís todo el pueblo de Badalona.

La clave y el secreto de la sabiduría del mono está escondida en la etiqueta, en un pequeño apéndice caligrafiado que reza: «Es el mejor, la ciencia lo dijo, y yo no miento».

Esperemos que la ciencia que nos brinda la vacuna sea la mejor y no mienta, porque los rusos andan diciendo que nos convierte en monos. !Qué más quisiéramos!