Después del encuentro tan poco furtivo entre Pablo Casado y una pala, Isabel Díaz Ayuso —en Torrejón de Velasco, posando en modo domingo de runner con unos trabajadores municipales— se puso a darle al pico, pidiendo zona catastrófica para todo Madrid. Quién sabe si la intención de uno y otro será buena, pero pico y pala suenan tanto a autobombo que ni se echa de menos a Pablo Iglesias, ya hay populismo sin necesidad de que el líder de Podemos salga de, digamos, su madriguera. El caso es que en España hay motivos para pedir zona catastrófica por doquier. El Parlamento de Cataluña es otro ejemplo perfecto de zona catastrófica. Allí, sus señorías discuten si procede aplazar las elecciones ante el avance del covid. Es como si, de pronto, les preocupara la salud de sus ciudadanos. A lo peor, lo que les preocupa es el CIS, y solo están dándole, como Casado y Ayuso, al pico y a la pala. En modo breve o en modo figurado, que para dar el callo ya están los administrados.