Al filo de Filomena

Álvaro González

OPINIÓN

Oviedo bajo la nieve, vista desde Monte Naranco
Oviedo bajo la nieve, vista desde Monte Naranco

17 ene 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

El sábado pasado Oviedo amaneció como que nevado, porque a unos cuantos copos en los tejados, parques, coches y menos en las calles, no se les puede llamar nevada; y menos ahora que todos estos temporales azotan la montaña asturiana. Para entrar en Instagram era necesario forfait, porque en once de cada diez publicaciones salía la nieve. No todo lo publicado era de aquí, aunque casi se puede decir que sí, porque que es Madrid sino que otra ciudad asturiana.

Hubo quienes estuvieron a punto de colocar las cadenas para subir hasta el Naranco, supongo que sería porque eran un regalo de Reyes y les hacía ilusión estrenarlas. Y también los que cargaron los esquís al coche, pretendiendo rememorar a Tomba por el Pico Paisano. Sólo quiero recordar que el esquí sobre hierba, y alguna que otra piedra, es algo propio de Pajares, y hay que tener cuidado, tal y como están los tiempos, con lo de la apropiación cultural.

«¿Nieve? Que va a ser esto nieve, esto no es nevar ni es nada», dijo un señor a otro mientras esperaban en la cola del pan. Lo que sí hacía en Oviedo era frío, mucho frío, tanto frío que daban ganas de hacerse con un gorro de bisonte como el de Jake Angeli asaltando el Capitolio, si alguien sabe dónde puedo hacerme con uno háganmelo saber. Algunas calles estaban congeladas, haciendo difícil el avanzar por ellas, y los que lo hacían, no sin dificultad, daban esa imagen de estupidez que damos todos los humanos pisando el hielo.

El Bellas Artes es un buen refugio ante la inclemencia climática, aunque siempre es refugio, y además de por la calefacción uno entra en calor contemplando las semblanzas veraniegas de Solana: mar, playa, camisas blancas y pamelas. Los bares, ante lo que parece ser el último fin de semana abiertos a causa de la tercera ola o la cuarta o yo que sé ya, lo tiene complicado a la hora de llenar las terrazas, con este frío hace falta ser un verdadero profesional del ocio para aguantar allí.

Está claro que la mejor manera de que la ciudadanía permanezca en sus casas no son las campañas informativas, los datos, las recomendaciones ni la concienciación; es que venga uno de estos temporales de nombre curioso haciendo que sea más apetecible quedar en el salón al confort del sofá y la manta que estando en los garitos. ¡Ay! Filomena, estoy seguro de que tienes en Barbón a tu máximo admirador.