Tanto efecto Illa que poco se habla del efecto Albert Rivera. Dimitido en noviembre del 2019, la sombra del Cid Campeador de Ciudadanos es tan alargada que, como Díaz de Vivar, pero al revés, es capaz de sufrir derrotas después de finiquitado. He aquí a su sucesora, Inés Arrimadas, haciendo de tripas UPyD. Al fondo, el vicepresidente de Madrid, Ignacio Aguado, eventual paracaidista. Carrizosa, el candidato para el 14F, ni sale en plano. La líder se está llevando la mano a la frente a modo de visera. En otras circunstancias, diríase que se intenta proteger del sol. En las actuales, podría deducirse que mira a ver si, a lo lejos, llega algún votante. ¿Dónde están los fieles de Inés, la persona que logró más escaños en Cataluña hace solo tres años? Quién sabe si ella no estará pensando que, después de todo y del perro Lucas, no ha habido en España partido de centro-descentrado que se precie que no haya pasado por una travesía del desierto. El riesgo, claro, es no llegar a tiempo a un oasis.