Mercachifles y Galeano

Fernanda Tabarés
Fernanda Tabarés OTRAS LETRAS

OPINIÓN

Ueslei Marcelino | Reuters

03 feb 2021 . Actualizado a las 09:15 h.

Nunca esta tarde para volver a Galeano. El uruguayo murió en el 2015, mucho antes de que Todo Esto fuese una certeza solo en la mente de un puñado de sabios, pero estos días, con los mercachifles de las vacunas en pleno ferial, es fácil adivinar por dónde irían sus sentencias. Hay una, impresa en Las venas abiertas de América Latina, que concluye: el desarrollo desarrolla la desigualdad. La escribió el pensador en 1971 pero su clarividencia fue ineficaz. Cuarenta y dos años después, el francés Thomas Piketty zarandeaba al mundo de la Gran Recesión con su convicción de que la desigualdad precipitará la explosión de la UE y el auge de la xenofobia.

Es ese modelo que denunció hasta la náusea Galeano el que inspiró el vergonzoso rifirrafe entre la UE y Londres por la vacuna de AstraZeneca, con su contrato tachado como pendón principal en esta desgraciada procesión. Los dos ricachones del cortijo peleándose por ser los receptores del milagro, igual que en los cincuenta el pecado de comer carne los viernes se disolvía adquiriendo la bula de la Santa Cruzada, enseguida un símbolo de estatus inaccesible para los desheredados. Es fácil imaginar al Reino Unido como un matón con bombín que acapara entre sus brazos el bálsamo mientras el otro matón con chistera que es la UE le tira con ansiedad de la levita. Todo muy edificante para una ciudadanía asustada y agotada y muy injusto para los seres humanos que viven fuera de la viñeta y que, también ahora, han sido excluidos de los grandes programas de vacunación, a pesar de las advertencias. Al fin y al cabo, ya los niños en África se mueren de cagalera. «Mirá pibe. Si Beethoven hubiera nacido en Tacuarembó hubiera llegado a ser director de la banda del pueblo». Esto también lo dijo Galeano.