Isabel III

OPINIÓN

Isabel Díaz Ayuso, en un acto en Madrid.
Isabel Díaz Ayuso, en un acto en Madrid. O. Barroso | Europa Press

Emperatriz de Madrid

28 feb 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Se llama Isabel como Isabel I, La Católica que fue la primera de la Historia de España, como la II que reinó en el XIX, como tantas otras reinas de la larga y polvorienta historia de Europa.

Se llama Isabel, pero no tiene sangre de reina ni desciende de la pata del Cid.

Sí tiene del mismo apellido del guerrero: Díaz. Más no es de Burgos.

Ella es de Madrid.

Hoy, en plena pandemia ocupa las primeras páginas de los medios, tachona las pantallas, electriza las redes.

Hoy, en el 40 aniversario del «Tejerazo», cuando los padres de la patria celebran el canto a la democracia en aquella tarde tan vilmente acosada.

Hoy, durante esos solemnes momentos, los medios se ocupan de ella: bella, maquillada, llena de misterio, lanza sus soflamas propios del Jefe del estado o del Presidente del Gobierno.

Ella, la emperatriz de Madrid, habla de los salarios, de la pandemia, del bien y del mal de todo el territorio patrio. La Patria, así con mayúsculas, es su asignatura pendiente: «Madrid es España, y España…».

Ella, la emperatriz, no tiene freno ni lugar ni momento para lanzar a los cuatro vientos de la geografía nacional sus propuestas de Estado como si tal cosa.

No le importa robar a los legítimos representantes del estado arrebatarles el protagonismo que les corresponde por el derecho que otorga las urnas o por la herencia de la corona.

No le importa, en plena pandemia llevar hasta la excentricidad su protagonismo; Construye, en tiempo record, un hospital de Emergencias con el nombre de Enfermera  Isabel Zendal.

«Isabel Zendal Gómez (Santa Marina de Parada, La Coruña, 1771), enfermera española, rectora del Orfanato de la Caridad de la Coruña. Participó en la Real Expedición Filantrópica de la Vacuna de Francisco Javier Balmis»

Señora, Emperatriz de Madrid, ha tenido la humildad y el decoro femenino de llamar a la puerta de la historia de tan sencilla e ilustre gallega para sin consultar siquiera a sus coetáneos para hacer uso de lo más íntimo de una persona, cuál es su propio nombre.

Son tantos los detalles, los actos, los gestos que ya en su breve imperio que dejo a mis colegas «científicos» de los hechos pasados con proyección y luz del futuro para que realicen sus tesis doctorales y/o sus estudios monográficos.

Yo, un simple y desconocido opinador, me he atrevido a levantar la voz de mi pluma para dar fe como notario del presente de que en Madrid reina Isabel III, sin corona de reina, pero con cetro de Emperatriz.