Con el fiscal en los talones: ¿Le llegará por fin a Trump su San Martín?

Cristina González

OPINIÓN

Donald Trump, en un mitin en Florida
Donald Trump, en un mitin en Florida OCTAVIO JONES | Reuters

03 mar 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Hay indicios de que Donald Trump ha cometido numerosos delitos. Algunos ya han prescrito, pero otros siguen vigentes y los fiscales hace tiempo que tratan de investigarlos. Sin embargo, la inmunidad que le confería la presidencia y su falta de escrúpulos para utilizar todos los resortes del poder en beneficio propio habían impedido que las investigaciones prosperasen. Ahora que ha perdido su posición privilegiada Trump ya no puede frenar a la justicia.

Tras una batalla legal que ha durado años, el fiscal del distrito de Manhattan, Cyrus R. Vance Jr., acaba de obtener acceso a una enorme cantidad de documentos, los cuales incluyen, entre otras cosas, las declaraciones de la renta de Trump durante los últimos ocho años. Esto es lo que Trump había intentado evitar por todos los medios desde el primer día de su mandato. Vance busca indicios de fraude tanto en los impuestos como en los seguros y préstamos de Trump. Se cree que este exageraba el valor de sus propiedades a la hora de comprar pólizas y pedir créditos y lo rebajaba a la hora de hacer la declaración de la renta, actividades delictivas castigadas con importantes penas.  

El caso lo ha decidido el Tribunal Supremo, que no ha visto ninguna razón para negarle acceso a esos documentos al fiscal Vance. Esta decisión ha irritado sobremanera a Trump, que se jactaba de su control sobre el Tribunal Supremo, en el que había instalado a tres jueces ultra-conservadores con el fin de crear una mayoría republicana fiel a su persona. Aunque estos jueces le deben sin duda su ascenso, ya que no habrían obtenido ese cargo en otras circunstancias, no van a tirar su carrera por la borda para complacer a Trump. Ahora que tienen un puesto vitalicio en el Tribunal Supremo los deseos de Trump les importan menos que preservar su propio poder. Debilitar el Tribunal Supremo con decisiones injustificadas sería tirar piedras sobre su propio tejado. Por eso, tampoco le han dado la razón a Trump en los muchos pleitos que puso para impugnar los resultados de las elecciones. Trump, que estaba convencido de que con un Tribunal Supremo de mayoría republicana ultra-conservadora podría mantenerse en el poder, está furioso.  

Desde que dejó la presidencia, Trump ha hecho pocas declaraciones públicas, en parte porque Twitter y Facebook le cerraron las cuentas por difundir bulos e incitar a la violencia, en parte por temor a llamar demasiado la atención sobre su persona ahora que ya no disfruta de la inmunidad que le confería la presidencia. Parece que aguardaba con gran ansiedad la decisión del Tribunal Supremo sobre si dar acceso a sus documentos al fiscal Vance. Aunque los expertos esperaban que la decisión fuese positiva, Trump sin duda confiaba en que no lo fuese. Su fe en su habilidad para comprar a la gente e imponer su voluntad, como había hecho antes innumerables veces, daba alas a su optimismo, el cual debió de ser alentado por la tardanza del Tribunal Supremo en decidir. Trump pensaría que estaba debatiendo la cuestión.  

En lugar de eso, parece que lo que estaba haciendo el Tribunal Supremo era dejar que pasase el tiempo para minimizar el impacto político de su decisión, la cual no fue complicada, ya que las leyes estaban claras. No quiso dar a conocer su fallo ni antes de las elecciones ni antes de la conclusión del proceso de impeachment. Esperó a que todos estos dramáticos acontecimientos hubiesen pasado para comunicar su resolución, devastadora para Trump, quien hizo unas emotivas declaraciones, presentándose como víctima de una caza de brujas. Sin estos documentos, al fiscal Vance le resultaría imposible demostrar su culpabilidad. Con ellos, aumentan mucho las posibilidades de que logre probar los delitos que se sospecha ha cometido Trump y de los que ha hablado su antiguo abogado, ayudante y cómplice Michael Cohen, delincuente convicto que ha proporcionado información sobre los negocios de su antiguo jefe.  

Los sucesos del 6 de Enero, cuando Trump incitó a sus seguidores a tomar el Capitolio e interrumpir la confirmación de Biden como presidente con el objeto de mantenerse en el poder a pesar de haber perdido las elecciones, fueron su último intento por conservar su inmunidad. Por muy absurda que parezca su creencia de que este esperpéntico intento de golpe de estado pudiese tener éxito, hay que recordar que, como explicó la psicóloga Mary Trump en su penetrante libro sobre su tío y las patologías que sufre, hasta la fecha, de una manera o de otra, éste siempre se ha salido con la suya y no concibe que haya nada fuera de su control.  

Sin embargo, la transición política se llevó a cabo, dejando a Trump expuesto al peso de la ley, y ahora el Tribunal Supremo le ha quitado la última esperanza de evadirla al forzarle a entregar los documentos que podrían llevarlo a la cárcel. De todas las causas legales abiertas contra él, que son muchas, la investigación del fiscal Vance es la que más le ha preocupado desde el principio. El hecho de que ahora se comporte como un animal acorralado indica que se da cuenta de que esta vez le va a ser muy difícil escapar de la justicia. Intuye que se acerca su San Martín.  

    

*Cristina González es catedrática emérita de la Universidad de California, Davis, donde ha impartido clases de literatura y cultura hispánicas en el Departamento de Español y de historia y situación actual de la universidad americana en la Facultad de Educación.