20%

Miguel Niño Martínez

OPINIÓN

Foto de archivo del rey Juan Carlos I
Foto de archivo del rey Juan Carlos I EDUARDO PARRA | Europa Press

14 mar 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Los números, las cifras, las medidas del espacio y el tiempo, lo dicen todo.

Todo. Cuando digo todo, es todo.

Los informativos y las redes se colapsaron con la noticia: 4.400.000 euros, ha depositado el Rey emérito en las arcas de Haciendo como «reconocimiento» a su deuda (estafa) al Fisco: a ti y a mí, y a cada uno de más de los 47 millones que nos dejamos la piel en el trabajo y como el reconocimiento del mismo, cada año formalizamos   nuestra correspondiente declaración.

El 20%, de un salario básico es un polvo que lleva el viento y no deja casi huella. Pero, un 20% de sabe Dios qué cantidades es algo más que bochornoso y humillante a la más corta inteligencia humana.

Hablamos de millones, no de las antiguas pesetas; si no de esta nueva moneda que multiplica por centenares.

El 20% de tantos días fuera de la Patria acunado por las arenas del «desierto» y bañado en el oro negro de los nuevos sultanes.

Dicen que si 11.000 euros cada día de cárcel, de destierro, de huida a ninguna parte es el precio de la amistad envuelta en sudarios blancos con apenas ranuras para dar pábulo a esas miradas de ricos de El Islam.

Dubái, (Hawái),… es un paraíso que un rey español lo tiene en su piso. Y, otros duermen hacinados cuando no, en fríos soportales o, cuando no y estos es más grave tirados en las aceras de cualquier pueblo o ciudad.

Pero, eso no importa. Sólo se trata del 20%, los demás se las apañan en un decente piso barato y unos pocos en mansiones de auténtico lujo.

La tarta es la misma. Por más que la miremos, no va a cambiar de tamaño y los repartos siempre serán desiguales. Y también, una vez más, se cumplirá el dicho: «El que reparte, se lleva la mejor parte».