Rumbo a la máxima polarización

Fernando Ónega
Fernando Ónega DESDE LA CORTE

OPINIÓN

Pablo Casado (PP), Iván Espinosa de los Monteros (Vox), Pablo Iglesias (Unidas Podemos) e Inés Arrimadas (Ciudadanos), en una imagen del 2019
Pablo Casado (PP), Iván Espinosa de los Monteros (Vox), Pablo Iglesias (Unidas Podemos) e Inés Arrimadas (Ciudadanos), en una imagen del 2019 Emilio Naranjo | Efe

16 mar 2021 . Actualizado a las 09:00 h.

España no es un país para cardiópatas. Cualquier día habrá que abrir las unidades coronarias para atender a los cronistas políticos, aquejados todos de infartos. El lunes pudo haber sido uno de esos días, cuando apareció la noticia de Pablo Iglesias y su candidatura a la Comunidad de Madrid. Era tan increíble, que parecía una inocentada. Tan insospechada, que cambió por completo el panorama informativo. Todos estábamos mirando a Ciudadanos para contar de quién era la sangre que iba a correr. Y resulta que Pablo Iglesias se sacó a sí mismo de la chistera, se despidió de los oropeles del gobierno, dijo frases bonitas en un vídeo ¿y cómo dejó al personal? ¡Pasmao! Literalmente pasmao.

¿Qué busca el señor Iglesias con ese paso, inédito en la política española y escasísimo en la política mundial? Pueden hacerse dos lecturas: la grandiosa y la utilitaria. La grandiosa mejor la ponemos en su boca: «hay que entender cuando hay que dejar paso a nuevos liderazgos». He ahí al hombre que abandona un puesto con mucho poder y se sacrifica por una causa. He ahí al político dispuesto a perderlo todo para evitar que la Comunidad de Madrid caiga en manos de una presidenta que puede pactar con la extrema derecha. He ahí al redentor de la izquierda, que la ve en peligro y se dispone a salvarla. Alabado sea un político que actúa con esa generosidad.

La lectura utilitaria es más prosaica. Pablo Iglesias, que es un buen analista, observa la decreciente tendencia electoral de Unidas Podemos. Pensando en las elecciones más próximas, que son las de la Comunidad de Madrid, las encuestas que maneja el gobierno y coinciden con algunas privadas dicen que Unidas Podemos puede ser exparlamentaria en Madrid al no alcanzar el 5 % de los votos. La izquierda, unida o separada, puede ser derrotada por el ciclón Ayuso, que, en palabras de un miembro del gobierno, «está disparada» Una mayoría absoluta de Díaz Ayuso sería una humillación para la izquierda. Una mayoría amplia, quizá inevitable, le permitiría gobernar con el apoyo de Vox. Hay que frenar todo eso. «Pablo, se habrá dicho a sí mismo, estás obligado al sacrificio. Nadie mejor que tú para salvar a la izquierda en un momento crucial».

Así, o de forma muy parecida, comenzó el proceso. Pablo Iglesias se juega mucho. Pero confía en lo que ya apuntó en su primer vídeo: convocar a todos los «antifascistas» a luchar contra la extrema derecha. El mismo truco de Pedro Sánchez, pero con mucha más teatralidad y creo que también con más credibilidad. De esta forma, el día 4 de mayo se presenta, por un lado, con el eslogan de «comunismo o libertad» y, por el otro, con el de «Madrid o la ultraderecha». Nunca en la actual democracia se había llegado tan lejos en la polarización. Espero, deseo, pido que solo sea en la clase política. Como se contagie a la sociedad, estamos ante un peligro mayor.