Se buscan políticos equilibrados

Ernesto Sánchez Pombo
Ernesto S. Pombo EL REINO DE LA LLUVIA

OPINIÓN

Juan Carlos Caval

20 mar 2021 . Actualizado a las 10:10 h.

Mientras los pinganillos nos partimos el alma por tratar de superar y salir indemnes de esta situación que nunca imaginamos vivir, nuestros mandarines están trabajando en exclusiva para que el espectáculo no decaiga y resulte cada día más bochornoso. Mientras millones de trabajadores y cientos de miles de empresarios ignoran su mañana y nuestros sanitarios mal pagados siguen trabajando exhaustos y sin medios, los jefecillos que nos hemos dado nos demuestran cada amanecer su mediocridad, olvidando que les paguemos sus vacaciones y diversiones.

Lo acontecido en los últimos días con dimisiones, mociones, compras y ventas nos deja aturdidos e incapacitados para articular palabra. Porque cuando creíamos haber alcanzado la cima de la insensatez y superada la demencia política, nos encontramos viviendo los peores momentos y con que la cosa parece ir a más. Crece en intensidad. Y a punto de superar lo de las cajas b y los roldanes. Ahora estamos en ensalzar y premiar el transfuguismo, patear la Constitución, maniobrar indecentemente, apedrear al adversario e incumplir los propios estatutos. Estamos en el sectarismo y las mentiras. Se supera incluso el tamayazo madrileño, porque hoy se firma lo contrario de lo que se firmó ayer y además se firma contra uno mismo. Es evidente que nos equivocamos al ir a las urnas.

Se estima que, a causa de la pandemia, el 30 % de los ciudadanos padece algún trastorno mental. En el caso de nuestros mandarines, no lo especificaron, pero el porcentaje debe de superar toda lógica. Lo que hacen daña y desprestigia la gestión política. Pero no solo eso. Causa desasosiego en la ciudadanía y empaña la imagen de nuestro país, más allá de los Pirineos.

Por eso, como en la Operación Triunfo de la tele, cada día se hace más urgente realizar un casting en busca de políticos equilibrados. Equilibrados emocionalmente y moralmente. Se buscan políticos cabales y tolerantes. Leales y cultos. Responsables y sensatos. Objetivos y desinteresados. Auténticos y comprometidos con la sociedad que los alimenta. Que sepan lo que nos estamos jugando. Porque ya no soportamos más ruindades y sectarismos.