Carta abierta al presidente Adrián Barbón y al consejero de Sanidad Pablo Fernández

David Díaz | Matilde Huerta

OPINIÓN

El presidente del Principado, Adrián Barbón (i), y el consejero de Salud, Pablo Fernández
El presidente del Principado, Adrián Barbón (i), y el consejero de Salud, Pablo Fernández jl cereijido

29 mar 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Seguramente no es nada fácil tomar decisiones cuando están en juego a la vez cuestiones tan importantes como la vida, el empleo, la actividad social y económica  o el desarrollo personal de un millón de personas. Reconociendo de antemano la complejidad, creo que es fácil convenir que lo mínimo exigible a los gestores y gestoras es que haya al menos congruencia entre todas las decisiones que se tomen.

El prestigio de una institución o de un gobierno se gana aplicando la coherencia a todo lo que se hace y demostrando firmes convencimientos, tomando las decisiones con argumentos de peso y escuchando a la ciencia. El desprestigio y la desconfianza de la ciudadanía llegan cuando se trasluce la subjetividad, la inoperancia o la improvisación; cuando un día las cosas son blancas y a los pocos días son de otro color. También se pierde la confianza de la gente cuando se aprueban medidas que no se está dispuesto a hacer cumplir.

No resulta cómodo tener que decirles que la ciudadanía en Asturias está harta de la situación, pero sobre todo harta de la incongruencia, harta de no entender muchas de las órdenes dictadas por resultar a veces contradictorias o por no permitir realizar actividades necesarias para la salud física y mental. Molesta tener que ir temprano a casa o no poder juntarse grupos familiares durante muchos meses, pero créanme que lo que realmente desespera a la gente son los cambios de criterio y las contradicciones.

El último ejemplo de todas esas incongruencias es de hace pocos días. El 15 de marzo se aprobaron las medidas especiales para Semana Santa, que se pueden resumir en que no se pueden recibir visitas en una casa ni en una finca (sitios privados) y que en los espacios públicos solo se permiten cuatro personas en espacio cerrado y seis personas al aire libre. No se entiende bien a qué viene tanta restricción, a mayores de las que ya teníamos. Pero resulta que el día 22 de marzo se publica otra resolución por la que en Semana Santa se permite expresamente actividades de tiempo libre dirigidas a población infantil y juvenil, al aire libre, con hasta 25 participantes más los monitores. Ejemplos parecidos ya se han dado en relación con las actividades deportivas y extraescolares, con la enseñanza, con la hostelería, con las actividades esenciales o no esenciales, etc.

La situación es complicada, sin duda, pero no lo hagan más complicado aún. Repito, lo peor no son las restricciones sino las incongruencias. Tal como lo están haciendo, han perdido toda credibilidad y ponen incluso en apuro a las fuerzas de orden público, que no pueden explicar a la gente lo que están obligadas a hacer cumplir. Por tanto, por favor, determinen lo realmente esencial para evitar los contagios y olvídense de lo demás; háganlo saber con total claridad y pongan los medios para la debida vigilancia de su cumplimiento.

David Díaz y Matilde Huerta son coportavoces de Verdes Equo Asturies