¿Y si el Ever Given fuese por el Ártico?

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OPINIÓN

MOHAMED ABD EL GHANY | Reuters

31 mar 2021 . Actualizado a las 08:57 h.

El retraso en la entrega de mercancías y el alza del precio del petróleo tras el incidente del buque portacontenedores Ever Given en el canal de Suez puede llevarnos a plantear derrotas alternativas, como las rutas de navegación por las regiones polares.

El cambio climático que se está produciendo desde hace varios años en la Tierra está generando el derretimiento del hielo en las regiones Árticas. Antiguamente solo era posible navegar por estas regiones durante los meses de verano, imposibilitando la navegación de los buques, excepto los rompehielos, durante los largos inviernos. Sin embargo, debido a la disminución de los hielos, en los últimos años ha aumentado el período permitido de navegabilidad, que, junto a los avances tecnológicos, está originando un aumento del tráfico marítimo en las rutas de navegación en las regiones del Ártico.

La ruta del nordeste, que conecta el Atlántico con el Pacífico a lo largo del Ártico ruso, por las costas de Siberia y el Extremo Oriente, prácticamente transcurre toda por aguas árticas, quedando libres de hielo entre 70 y 120 días al año, siendo agosto y septiembre los meses más aptos para realizar la navegación.

La principal ventaja que presenta la ruta de navegación marítima polar respecto del canal de Suez es la disminución de las distancias, lo que se traduce en ahorro de tiempo y combustible. Por ejemplo, si trazamos la derrota de Shanghái a Róterdam supone una distancia de 13.796 millas pasando por el cabo de Buena Esperanza; 10.557 millas por el canal de Suez, y de 8.046 millas si se realiza el viaje por la ruta marítima del nordeste, suponiendo así un ahorro del 24 % comparándola con la de Suez.

Asimismo, navegar a través de Suez lleva añadido el coste de dicho tránsito y la restricción del calado, cosa que no ocurre con la nueva ruta.

A pesar de las posibles ventajas apuntadas anteriormente, resulta necesario analizar la viabilidad económica de estas rutas árticas. Existen toda una serie de costes añadidos que han de ser tenidos en cuenta: la adecuación de la navegabilidad del buque, las tasas de rompehielos, el incremento de las pólizas de seguros, la escasez de infraestructuras en algunas zonas árticas, la variación anual de las condiciones del hielo, las restricciones de calado en algunos puntos del Paso del Nordeste, los conflictos geopolíticos sobre la delimitación de fronteras y jurisdicción de espacios marítimos, y la peligrosidad de la navegación entre hielos.

No obstante, gracias al derretimiento del hielo y el claro retroceso del mismo en varios años, teniendo en cuenta que vamos hacia un futuro más sostenible y responsable, con una navegación de impacto medioambiental más reducido, la ruta del nordeste resultará una ventaja a largo plazo para Europa y Asia.