Información confiable para confiar

José Luis Fernández Trisac TRIBUNA

OPINIÓN

Brais Lorenzo

09 abr 2021 . Actualizado a las 09:07 h.

Antes del inicio de la pandemia, en la que seguimos inmersos, la sociedad (casi en su totalidad) percibía las vacunas como una de las grandes conquistas de la humanidad en la lucha frente a las infecciones microbiológicas.

Al principio de esta pesadilla, también mayoritariamente, se deseaba la aparición de una vacuna como la más importante contribución a solucionar el problema global. La pandemia, con todas sus consecuencias, ha obligado a acelerar el proceso de obtención de las vacunas, pero sin eliminar los pasos que aseguren eficacia y seguridad.

Lo que ocurre es que se han acortado mucho los tiempos (afortunadamente), y los organismos reguladores competentes han aprobado su uso manteniendo una continua revisión.

¿Qué significa esto? Pues es una garantía de seguridad, afortunadamente se utiliza este mecanismo (la revisión continua) para comprobar efectos que solamente se pueden presentar en el transcurso del tiempo. Y esta es la cuestión, valorar la necesidad imperiosa de contar con soluciones rápidas, que han demostrado ser seguras y eficaces (por este orden) en ensayos clínicos reglados en las muestras poblacionales sometidas a dichos ensayos. Con la premura del desarrollo de las vacunas frente al SARS-CoV-2 es obligado ahora estar pendientes de la aparición de efectos adversos, y su asociación o no a las diferentes vacunas, es algo necesario y que ofrece confianza.

Y llegados a este punto es donde las personas tenemos que valorar lo confiable de la información que recibimos. ¿Tiene el mismo valor la argumentación rigurosa basada en la evidencia que la opinión unipersonal basada en creencias? Pues francamente, creo que no. Iniciaba un día de esta semana mi jornada escuchando en la radio a una consejera de Educación de un Gobierno autonómico diciendo (entre risas) que ella no se vacunaba, aunque desde su consejería se insta a los docentes a que lo hagan por responsabilidad cívica y como único medio para parar la pandemia.

La citada señora, siempre entre risas, decía no querer dar argumentos y no estar en contra de la evolución de las especies ni haber vuelto a Atapuerca, pero la repercusión de sus palabras es un torpedo más a la línea de flotación de algo tan necesario como las vacunas.

Por favor, demos voz a las informaciones confiables, y valoremos como lo merecen las opiniones personales, sin argumentos ni rigor científico, estas últimas ya ponen a cada uno en su lugar.