Unos días antes de cumplirse el año del confinamiento domiciliario, Patricia Ibarrondo me comentó que tenía una idea, una de tantas de las que tiene, rondándole por su cabeza. Patricia es arquitecta, interiorista, organizadora de eventos y un ser inquieto que siempre está en perpetuo movimiento y que nunca para de pensar y hacer cosas; porque ella es de las que creen que hay que hacer para que las cosas pasen, porque si no haces no eres y te pasa la vida sin haber hecho nada.
Su idea consistía en reunir a una serie de personas relevantes -todas de origen asturiano, excepto ella, que no los es de nacimiento pero sí de adopción- y que contasen en un breve video como la cultura les ayudó a sobrellevar esos complicados meses que pasamos encerrados en nuestras casas. No pude llevarme mayor sorpresa cuando no sólo quería que la ayudase a contactar con esa gente, sino que quería que yo participase en él; acepté entre el rubor y la presión que da saberse un impostor.
En el vídeo, que se llama La cultura que nos acompañó y pueden ver en este enlace, participan personajes de la talla de Lorenzo Castillo, Cristina Mitre, Pablo Moro, Santi Alverú, Alicia García Cabrera, Marcos Luengo, Eugenia Marcos y muchos más. Un total de veinte, incluida la propia Patricia que hace de maestra de ceremonias con una presentación inmejorable: «En aquellos meses complicados nos agarramos a la cultura como un trapecista que va saltando de cuerda en cuerda, con la certeza de que no existe ninguna garantía, pero sujetándose a lo único que en aquel momento podía darle estabilidad y confianza. Dar las gracias a la cultura, es el momento de lanzar la cuerda a todo aquello que nos salvó de caer al vacío».
A cada uno de los participantes se nos permitió hablar y explicar las filias culturales que nos hicieron mejor el tiempo que pasamos confinados; vean el vídeo, no me voy a poner a detallar cada una de las recomendaciones porque se haría interminable este artículo, pero merecen mucho la pena. Todos nos explayamos, menos la artífice de todo esto que sólo nos dio paso y se quedó sin decir aquello de lo que disfrutó. Pero yo sé que Ibarrondo, sobre todo, se sirvió de la lectura y devoró «Rewind» de Tallón, se le saltaron las lágrimas con «Calypso» de David Sedaris y reflexionó con «Siddharta» de Herman Hesse; también que escuchó mucha música, de todo tipo y en todas las ocasiones, porque eso es lo maravilloso de la música: siempre hay una canción para cada ocasión; y que muchos días los acabó viendo una película de ese genio neoyorquino que es Woody Allen.
Porque la cultura siempre es casa; porque los libros abrigan, la música lo endulza todo, las películas son esa vida de repuesto. Porque sin cultura no somos nada. Gracias por esta iniciativa y gracias por haber contado conmigo, más gente como Patricia Ibarrondo es lo que necesitamos.