La historia como elemento de unión

OPINIÓN

19 abr 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

La historia, como la mejor de las frutas, no precisa condimentos para, al ser consumida, aportar todos sus bienes.

Tenemos derecho a que nuestra historia nos sea mostrada de forma objetiva. Una sociedad, asentada en una democracia madura, no precisa falsas tutelas que esconden razones ideológicas para interpretar lo acontecido en el pasado.

La negativa de muchos de nuestros representantes políticos a sacar la historia de la zafia confrontación en la que hoy se desarrolla el debate político genera una interpretación errónea que provoca división y situaciones absurdas.

Y para absurda la situación que vive estos días la ciudad de Oviedo.

Como ya casi todos sabemos -la noticia ha saltado a las páginas e informativos de toda España- hace unas semanas el Gobierno Municipal (PP-C’s) de la capital del Principado mandó que se repusiesen las placas con sus antiguas denominaciones a diecisiete calles que durante el pasado mandato municipal habían sido modificadas, en supuesta aplicación de la Ley de Memoria Histórica, por el entonces Gobierno Municipal que integraban PSOE, Podemos e IU.

Si nos quedamos tan sólo con el titular mucho habría que reprocharle al actual equipo de gobierno ovetense. No parece muy ajustado al Estado de Derecho en el que vivimos que el general Yagüe recupere su calle mientras que García Lorca pierde la suya. Pero si profundizamos en la noticia conoceremos que es el Juzgado de lo Contencioso Administrativo número 3 de Oviedo quien anuló el cambio de nombre de las diecisiete calles y ordenó la vuelta a su anterior denominación. A través de esta sentencia la justicia daba la razón a los recursos presentados por la Hermandad de Defensores de Oviedo (sí, nuestra democracia es tan generosa que permite la existencia de asociaciones que defienden a quienes siempre fueron contrarios a todo régimen de libertades) y por el Partido Popular, y lo hacía alegando que el comité de expertos nombrado por el entonces Gobierno Municipal para asesorarle en la aplicación de la citada ley adolecía de objetividad y pluralismo. Tal es así que, el entonces alcalde, el socialista Wenceslao López, formaba parte de la citada comisión de «expertos».

Una auténtica chapuza articulada entorno al sectarismo ideológico, algo absolutamente contrario a un provechoso conocimiento de nuestra historia y alejado del que debería ser el objetivo: adecuar el callejero de la ciudad al Estado de Derecho que disfrutamos.

En favor de creer que no todos los políticos son iguales sería una buena noticia que el Gobierno Municipal, que hoy lidera el popular Alfredo Canteli, optase -sin necesidad de que el Gobierno del Principado de Asturias tomé medidas en base a la legislación vigente- por iniciar los trámites para reunir una comisión plural de expertos que emita sin mediar tutela alguna un informe en el que se asesore al Gobierno ovetense para conformar un callejero ajustado a la ley, alejado de confrontaciones y, por lo tanto, en el que se sientan cómodos el mayor número posible de vecinos.

El desconocimiento del pasado o, lo que es peor, su instrumentalización a través de la mentira no sólo provoca situaciones bochornosas en Oviedo. Hace unas semanas el alcalde de Palma anunciaba que eliminaría el nombre de tres marinos del siglo XIX por «franquistas» y días atrás el ministro de Universidad anunciaba un homenaje al represaliado rector Leopoldo Alas Clarín, fallecido por causas naturales treinta y cinco años antes del inicio de la Guerra Civil y quién, al contrario de su hijo el rector Alas -fusilado por los nacionales en 1937- nunca dirigió la Universidad de Oviedo.

Pese a todo, acerquémonos a nuestra historia. Conozcamos los muchos acontecimientos por los que sentir orgullo y, también, los no pocos que provocan vergüenza. Analicemos el pasado desde la objetividad y empeñemos nuestro esfuerzo -al margen de nuestra ideología- en hacer de la historia un elemento de unión.