Historia y pasión de un combate nulo

Fernando Ónega
Fernando Ónega DESDE LA CORTE

OPINIÓN

J. Hellín. POOL

23 abr 2021 . Actualizado a las 09:45 h.

Toda campaña electoral tiene su debate, y la de Madrid tuvo el suyo. Este cronista se puso ante el televisor como ante una película de suspense porque se iba a cometer un crimen: el guion decía que cinco aspirantes iban a asesinar a una mujer que había sorprendido a todos por su velocidad en la carrera. Esa mujer era Isabel Díaz Ayuso, que había aparecido en política como un invento equivocado de Pablo Casado y se desveló como una líder tocada por alguna gracia, que tuvo la osadía de enfrentarse al presidente del Gobierno en los momentos oportunos y puso a su favor a gran parte de una opinión pública indignada con tanto confinamiento y tanta privación de libertad. Políticamente había que asesinarla. Eso decía el guion.

Pero alguna vez he escrito que la señora Ayuso tiene la fortuna del campeón y lo volvió a demostrar. Pablo Iglesias le tendió trampas de datos publicados y ella consiguió zafarse con esos gestos de cara que hicieron que fuese definida como «estrella del cine mudo». Entendió que la mejor defensa es un buen ataque y conectó con quienes creen más en las palabras duras que en los datos y salió indemne de todos los asaltos. Las encuestas que después se hicieron demostraron que los debates en España no cambian el voto: la cercada Ayuso fue proclamada ganadora del combate, a gran distancia de sus competidores, con el mismo resultado que las encuestas de intención de voto le atribuyen para las urnas del 4 de mayo. De nada sirve la batalla de un debate cuando el voto está muy decidido. Esto no es Estados Unidos. Solo los debates entre Felipe González y José María Aznar tuvieron algún impacto en el electorado. El de la noche del miércoles ha vuelto a ser un combate nulo.

Hay, sin embargo, alguna anotación lateral interesante. Lección del respetado Gabilondo: nunca digas «este cura no es mi padre». El candidato socialista pasó el bochorno de anunciar al principio de la campaña «con este Iglesias no» y rectificar en el debate con todo lo contrario: «Tenemos doce días para ganar, Pablo». Lección de Pablo Iglesias: qué error cometió cuando provocó la ruptura con Íñigo Errejón. Ahora, la candidata de Errejón, Mónica García, es su gran adversaria, destacó más que él y lo humillará en las urnas del 4 de mayo. Lección de Edmundo Bal, Ciudadanos: de poco sirve ser para muchos el mejor del debate y presentar las propuestas más razonables si existe una sentencia previa que dice que su partido está llamado a desaparecer. Lección de Rocío Monasterio, de Vox: gran ejemplo de coherencia con su defensa del cartel de los menas, pero eso solo aglutina a los suyos, no aporta ni un voto más. Y lección para todos: un debate que pretende abarcar todos los temas corre el riesgo de quedarse en una sesión de control del Congreso: permite alfilerazos, pero pocas reflexiones sosegadas. Quizá por eso no influye en la votación.