El aullido de Frances McDormand

César Casal González
César Casal CORAZONADAS

OPINIÓN

POOL

27 abr 2021 . Actualizado a las 08:36 h.

En un año áspero como del que venimos (y en el que seguimos) no estamos para exquisiteces. No era la temporada para que ganase el Óscar algún artefacto lindo como The artist y así triunfaron los desterrados, los desamparados, los atribulados de un nuevo género, el wéstern existencial, que es lo que es Nomadland. Encima rodado por una mujer china, que todo puntúa en United Colors of Hollywood. De paso, segunda mujer que ha alzado la estatuilla a mejor directora en 93 años. Cuando hacen algo mal y una vez lo hacen bien, convierten en aplauso lo que tenía que ser norma; que ellas ganen tantas veces como lo merezcan. Y dudo que sean dos.

Seguimos hablando de ellas. Frances McDormand y su aullido en una película que es un grito de silencio. El éxito de Nomadland es que busca la belleza en el desastre y lo hace restando, en vez de sumando. Matiz a matiz, pinta el fresco de los nómadas que recorren Estados Unidos de trabajo en trabajo, con el techo de su furgoneta como único tejado. Golpe a la súper América de Trump que nunca existió.

Frances, que nació como Cynthia Anne y fue dada en adopción a los 18 meses por su madre soltera a un matrimonio que la convirtió en Frances McDormand. Cáncer del zodíaco, de la estupenda cosecha del 57, sabe lo que es ganar tres Óscar a la mejor actriz, a uno de Katharine Hepburn. Pleno de victorias (Fargo, Tres anuncios en las afueras y Nomadland) y pleno de derrotas. Perdió tres veces el Oscar a la mejor actriz de reparto (Arde Mississippi, Casi famosos y En tierra de hombres), prueba de que los premios son un juego, sádico para Glenn Close. Nomadland no hubiese sido lo mismo sin Frances/Fern. Tiene un rostro común que la hace inmensa. Es como la mujer que te puedes cruzar en un semáforo y que luego vuelves a ver en el bajo lleno de lavadoras adonde llevas la ropa sucia. Es tan todas las mujeres que mete miedo. Le pasó con su interpretación genial de Olive Kitteridge, la profesora cortante que escribió la Pulitzer, Elizabeht Strout, que es serie de éxito.

Frances tiene la triple corona, el Óscar (tres, la mejor en el cine), el Emmy (la mejor en la televisión o en las plataformas) por Olive Kitteridge, y el Tony (la mejor en el teatro). Este privilegio inmenso lo comparte con, por ejemplo, Ingrid Bergman, Vanessa Redgrave o Jessica Lange. Frances está casada con el hermano Coen del pelo largo. Con los hermanos Coen hizo varias películas y ganó el premio de Fargo. Y tiene un hijo adoptado.

Frances sabe dónde está el dolor y cómo callárselo. Se suelta a sí misma en una escena: «Lo que me decía mi padre, lo que se recuerda, vive; tal vez haya pasado demasiado tiempo de mi vida recordando». Dice un maestro del yoga que solo vivimos un veinte por ciento en el presente, que el otro ochenta estamos en el pasado, que no lo podemos cambiar, y en el futuro, que no sabemos si va a existir. De eso va Nomadland. De ser persona, aunque te hayan echado al margen. Y es una delicia que en el imperio instantáneo del tik tok haya ganado una película que opta, orgullosa, al récord mundial de la lentitud.