Color plano

Miguel Niño Martínez

OPINIÓN

La presidenta de la Comunidad , Isabel Díaz Ayuso, guiña un ojo durante su intervención este miércoles en un desayuno-coloquio del Club Siglo XXI, en Madrid
La presidenta de la Comunidad , Isabel Díaz Ayuso, guiña un ojo durante su intervención este miércoles en un desayuno-coloquio del Club Siglo XXI, en Madrid EDUARDO PARRA

29 abr 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Vestido blanco añil. Prendas de uso diario. Cada día un nuevo conjunto de tonos vivos, de color plano chaqueta roja, falda negra. Falda roja, chaqueta verde.

En este mensaje subliminal, en esta propaganda feroz, en este proclamar a los cuatro vientos que Ella. Sólo ella está realizando la mejor gestión.

Las encuestas se disparan, el termómetro ya alcanza máximos. Los medios no encuentran huecos en sus franjas de horario ni espacios en su emisión.

Asistimos al fenómeno del siglo XXI europeo. Hace apenas unos meses cayó al suelo, cual gigante de barro, el fenómeno equivalente americano. También él usaba colores planos hasta en el teñido del pelo.

Ambos, llevaron sus territorios gobernados al éxtasis del éxito. Una mayoría aplastante seguía sus discursos, reverenciaba sus hechos. «Adoraba» la figura del nuevo dios/a.

Ahora, las cámaras enfocan a la Trinidad de Madrid: Pablo Casado, Almeida y la emperatriz: tres pijos de tomo y lomo. Tres pijos: no, no, no, no quiero darles otros adjetivos calificativos.

Y, su frase lapidaria: «Las colas del hambre». ¿Sabrán ellos qué es pasar hambre? Que se lo pregunten mejor a millones, no miles, de españoles la que pasaron durante unos cuantos años a partir del 39. Que usen el árbol genealógico que, a lo mejor, en alguna de sus ramas o, tal vez hojas, algunos encontrarán.

Continúa con el arreglo diciendo que lo de las colas del hambre, son los que vienen de esos países pobres. La voz de la conciencia habla en alto: Ahora, señora Ayuso, no estamos hablando de esos países, aunque sea un problema mundial. El problema de conciencia social, de eso estamos hablando señora Isabel III, emperatriz de Madrid. Estamos hablando de Madrid. Estamos hablando de unas elecciones que usted ha convocado en plena pandemia y, que las pone en día laboral, para que puedan los ricos votar y los pobres trabajar. Eso es así, señora Isabel Díaz Ayuso.

Se le deja a la izquierda el poder y, lo estropea todo. Cuando, martillea, cuando gobierna la izquierda destruye todo. Lo convierte en miseria, pobreza y colas del hambre. Mira con sonrisa angelical y sin ruborizarse, enfatiza que está orgullosa de su sanidad, de su educación y de bajar impuestos.

Si supiera lo que se ha hecho en los años de gobierno del PP, cómo se ha deteriorado la sanidad y la educación pública en Madrid con relación al resto de España… Gracias.  Y, sigue el monólogo: solo lo que ha hecho ella es lo mejor: el Zendal, con el resto de los pabellones, lo mejor del mundo.

Se escucha a sí misma.  Prosigue su monólogo: con el Zendal, sonríe, se han descongestionado los otros hospitales. Cuando es notorio que hay algún hospital que tiene plantas vacías, que ha quitado profesionales de la sanidad de un sitio para llevarlos a dicho hospital.

En fin, señora Ayuso, ¿qué habremos hecho los españoles para tenerte a ti como Santa Juana de Arco liberándonos de la peste medieval en plena pandemia del siglo XXI?

Podríamos terminar con la fábula de «La amapola y el trigo». ¿Qué hace la amapola en un trigal?: dar colorido sexual; pero es un colorido traidor porque aquí chupa las raíces y agosta la espiga y no la deja granar.

Eso sería la amapola, la señora Ayuso. El trigo, el pobre señor Gabilondo. ¿Cómo puede ser que la aguante tanto? Le va a agotar. No le va a dar dejar a su espiga, granar.