Joe Biden, un presidente a la altura de los tiempos

Cristina González

OPINIÓN

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden KEVIN DIETSCH | EFE

04 may 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Suave, firme, rápido, Joe Biden avanza en su trabajo de manera disciplinada, sin perder un minuto en justificaciones ni meterse en polémicas. Examina los problemas, consulta, decide y avanza todo lo que puede dentro de las limitaciones del sistema político.  No le tiembla el pulso.  Su gran experiencia le permite actuar sin titubeos ni vacilaciones.  Tras la convulsa e incompetente presidencia de Donald Trump, que dejó el país sumido en una devastadora crisis sanitaria, económica y política, Biden se lanzó al ruedo con valentía y se puso a lidiar con los problemas con determinación.

En el discurso que dio a la sesión conjunta del senado y del congreso el día 28 de Abril, Biden hizo un resumen de sus logros y proyectos. La crisis sanitaria va camino de solucionarse gracias al extraordinario esfuerzo que se ha hecho por aumentar el ritmo de vacunación, así como por ofrecer más análisis y mejores tratamientos. La crisis económica también está en vías de resolución gracias al enorme paquete de medidas de estímulo que se ha implementado, el mayor de la historia del país, el cual incluye numerosas ayudas directas a los ciudadanos. No cabe duda de que tanto en el plano sanitario como en el económico el país ha experimentado ya una visible mejoría, lo que se refleja en la buena valoración de Biden en las encuestas. 

Lo más difícil de superar va a ser la crisis política causada por Trump, quien en los cuatro años de su mandato minó el sistema democrático. Sus repetidos ataques a la democracia culminaron con su intento de mantenerse en el poder, rechazando los resultados de las elecciones e instigando a sus seguidores a asaltar el Capitolio. Biden considera que debe demostrar que la democracia funciona y que el gobierno legítimamente elegido trabaja para mejorar la vida de los ciudadanos. Para esto, está preparando proyectos de gran envergadura cuyo propósito es modernizar al país y dar facilidades a los trabajadores y a sus familias para que puedan tener una vida productiva y tranquila. Su esperanza es que los ciudadanos vuelvan al redil de la democracia si ven que su vida mejora, puesto que muchos se han entregado al autoritarismo por desesperación. Su falta de perspectivas laborales y el consiguiente deterioro de su vida personal les han hecho presas fáciles de la demagogia neofascista, que echa la culpa de los males de la sociedad a las minorías étnicas, incitando a su persecución. Biden, que quiere ofrecer soluciones verdaderas a los problemas de la gente, ha hecho propuestas que, de llevarse a cabo, lo colocarán entre los presidentes más relevantes de los últimos cien años. Muchos comentaristas lo comparan ya con Franklin Roosevelt y con Lyndon Johnson, autores de los famosos programas sociales conocidos como el New Deal y la Great Society, con los que se estableció el estado de bienestar en Estados Unidos. 

Como Biden fue siempre muy moderado y centrista, el fuerte deseo de cambio que ha exhibido desde que llegó al poder ha cogido a mucha gente por sorpresa. Se pensaba que iba a ser un presidente transaccional, práctico y astuto, pero desde el primer día en su cargo ha quedado claro que se trata de un presidente transformacional, idealista y visionario. Esto demuestra que los tiempos hacen a los presidentes. Roosevelt y Johnson tampoco tenían un perfil particularmente revolucionario antes de acceder a la presidencia.  Eran políticos competentes que comprendían bien a los ciudadanos. Quizás esa conexión con el sentir del pueblo fuese lo que les hiciese darse cuenta de que había llegado el momento de dar un giro drástico a la política nacional. Biden, que tiene parecidas cualidades, parece muy seguro de que la única manera de avanzar es abrazando el cambio sin ambages.

Sus propuestas son profundamente progresistas y tocan todos los aspectos de la vida, desde la salud y la educación hasta la infraestructura y el cambio climático, pasando por la inmigración y el sistema policial. El coste de sus propuestas, que es muy elevado, se cubriría con subidas tributarias al 1% más rico de la población y a las grandes corporaciones, grupos ambos que, tras la descomunal bajada de impuestos efectuada por Trump, ahora pagan muy poco o nada. Biden explicó detalladamente este punto, reiterando la promesa que hizo durante su campaña electoral de no subir los impuestos a las familias cuyos ingresos anuales no superen los $400.000.  Su discurso fue muy bien recibido. Según CBS, el 85% de los espectadores lo contemplaron favorablemente.    

Algunos comentaristas califican el estilo de gobierno de Biden como «populismo positivo». Con un lenguaje sencillo y directo Biden explica cómo su programa social, que ha bautizado con el nombre de American Families Plan, puede mejorar la vida de las familias americanas, crear puestos de trabajo y reforzar la posición del país en la competición con China y otras naciones.  A los ciudadanos, tanto demócratas como republicanos, estas ideas les gustan. De ahí los buenos resultados que saca Biden en las encuestas. Ahora falta por ver si sus propuestas son aprobadas por los políticos, cuyos votos son necesarios para llevarlas a cabo.  Por mucho que los ciudadanos apoyen sus propuestas, si los políticos republicanos siguen oponiéndose a ellas y los políticos demócratas no las secundan unánimemente, no logrará implementarlas. De momento, hay votos para aprobarlas en el congreso. Como siempre, la mayor dificultad es el senado. Si se logran los votos para aprobarlas en éste, Biden sin duda entrará en la historia como uno de los tres presidentes más importantes de los últimos cien años, junto con Roosevelt y Johnson, líderes que en momentos críticos supieron cambiar el rumbo del país para ponerlo a la altura de los tiempos.

Cristina González es catedrática emérita de la Universidad de California, Davis, donde ha impartido clases de literatura y cultura hispánicas en el Departamento de Español y de historia y situación actual de la universidad americana en la Facultad de Educación.