
12 may 2021 . Actualizado a las 05:00 h.
Los días se devoran a sí mismos como gigantes infernales de cuentos prehistóricos sumidos en el silencio del tiempo.
Cada minuto, el virus informático adquiere nuevas dimensiones y perspectivas fuera del alcance de la más despierta imaginación.
Entre la presencia física, humana, constante y permanente de la juventud en pie sobre las losas frías de la Puerta del Sol de aquel ya casi cavernario 15M, y la virulencia informativa sutil y engañosa de los sesenta días que han precedido a este pasado 4 de mayo, las diferencias se pierden y las comparaciones se escapan de nuestras manos.
Predecir el futuro en estos tiempos de dominio absoluto de las Nuevas Tecnologías y los algoritmos, es poco menos que «poner una pica en Flandes».