Cualquier disculpa sirve para que el gobierno y ejército israelí continúen con la horrible carnicería humana en Palestina. Hay que decir claramente que nunca puede haber razones que justifiquen semejantes matanzas de seres humanos y en esta ocasión vuelve a ser la de siempre, un conflicto no resuelto desde hace muchas generaciones, donde la comunidad internacional lejos de intervenir en la solución del problema, mira para otro lado.
A fuerza de ver las noticias por televisión y las páginas ensangrentadas de los periódicos he llegado a la clara conclusión de que las sociedades occidentales han perdido la capacidad de distinguir entre el horror y las atrocidades que lleva acabo el Ejército sionista, y la respuesta desesperada de la lucha de resistencia del pueblo palestino.
Más aun, parece que los medios de comunicación, especialmente los que reproducen las imágenes, procuran que la conciencia de la ciudadanía occidental, llegue a anestesiarse ante tanto horror, a nublarse ante las oleadas permanentes de violencia y la asimilen como un hecho cotidiano, incomprensible, atribuible al fanatismo de ambos bandos, a la intolerancia procedente del orden de las ideas y las religiones , ocultando bajo este embalaje la tragedia de la lucha de los pueblos oprimidos por los intereses del capital financiero encabezado por EEUU. Cabe preguntarse en este sentido: ¿Por qué no nos llegan imágenes de las masacres del Ejército israelí en sus acciones contra la sociedad civil palestina, mientras abundan solo en ofrecernos edificios derrumbados y los dramáticos efectos de las acciones de los activistas palestinos y de Hamas?
Está claro que estamos ante una manipulación informativa dirigida por los medios controlados por el imperialismo, con el fin de proteger las acciones represivas israelíes, darles cobertura ideológica, ocultar los hechos y presentarlos como exclusivamente causados por acciones suicidas de los radicales.
¿Por qué se adjetiviza también de terroristas a las acciones suicidas de los palestinos, mientras se encubren con la denominación de acciones de represalia, acciones militares, respuestas militares, y otras ingeniosas frases, el terrorismo del Estado israelí? ¿Acaso no es terrorismo bombardear indiscriminadamente a la población civil palestina y matar a cientos de personas inocentes ,los asesinatos selectivos, el entrar con la fuerza de las armas, con tanques, excavadoras, con aviones y helicópteros de gran potencia de fabricación americana, con lanza misiles, miles de reservistas y soldados en tierras palestinas, deteniendo indiscriminadamente, destruyendo, violando a las mujeres palestinas, torturando; destruir cobardemente todo lo que los tanques encuentran a su paso, casas, tendidos eléctricos, depósitos de agua en zonas desérticas en las cuales el agua tiene un valor incalculable; detener a miles de personas para someterlas a todo tipo de vejaciones ; dejar los cuerpos de los militares y civiles palestinos en la calle; prohibir el paso de las ambulancias, condenar a los heridos a una muerte llena de dolor, y para que seguir?
Hay que decir la verdad a la ciudadanía: quien es el humillado y quien humilla, quien es el mártir y quien el verdugo, quien es el terrorista y quien lucha por el derecho nacional, quien defiende los derechos y quien los pisotea, quien defiende las resoluciones internacionales y quien las ignora, a quien defiende el imperialismo criminal y a quien oprime, llevando a las masas a acciones desesperadas a una guerra bien planificada, orquestada, dirigida y protegida por EEUU.
Hay que dejar claro a los ojos de todo el mundo que el Estado de Israel no está dispuesto a reconocer ningún derecho al pueblo palestino y esta es la verdadera razón y no otra de esta guerra desigual en los medios empleados y criminal contra palestina.
Aunque el problema está a miles de kilómetros los ciudadanos no podemos cerrar los ojos ante esta atrocidad, debemos presionar a quienes puedan y tienen poder para acabar con el genocidio sionista contra palestinos y poder hacer que la paz y los derechos de un pueblo sea ya una realidad definitiva.
No hay otro arreglo que establecer de una vez un Estado propio para Palestina, retrocediendo a las fronteras de 1967, como primer paso para una negociación que dé lugar a un acuerdo duradero y justo, sobre la base de la devolución de la tierra a sus legítimos dueños y el derecho al retorno de los más de cuatro millones de palestinos refugiados desde hace más de 70 años y ahí es donde los gobiernos, los medios de comunicación y las sociedades occidentales deben incidir para que esta solución se produzca cuanto antes.