Tengo que practicar ochenta y tres minutos de sexo para quemar las calorías de una botellina de sidra y más de setenta para seis culines. O eso decía la noticia que pude leer en este mismo medio la semana pasada. Los datos habían sido publicados por el blog de salud Treated.com y se apoyaba en una investigación de la Universidad de Montreal. Las mujeres necesitarían un poco más de práctica y empeño para quemar las calorías de la sidra, quizá sea ésta la razón de la fugacidad de algunos hombres y las quejas de la premura por parte de muchas. O quizá no.
No quiero poner yo en duda las investigaciones universitarias del Canadá, pero está visto que mucha idea no tienen. Quién coño saca seis culines de una botelluca: biosolanes no, bajo ningún concepto se puede permitir esto; pero hay que escanciar un poco generoso, y entre lo que cae fuera y se pierde, seis culetes llevan menos que un chupito. De una botella, como mucho, deben de salir cinco. Hay que contribuir con los llagares y el mercado, y escanciando así no hay manera de que saquen perras. El dinero hay que moverlo, y así luego los de la DOP Sidra de Asturias puedan organizar catas de sidras en Madrid Fusión, para dar el producto a conocer, y a las que no van más que asturianos; pero de esto ya hablaremos otro día.
Qué nos dirán los de Montreal de todos los líos y affaires que surgen en las fiestas de prao, igual le echan la culpa a la quema de calorías para mantener el cuerpo serrano y no a que «llega el calor y los chicos se enamoran» ni al resultado de la fermentación alcohólica que da lugar a la sidra. Según un estudio realizado por la Peña Espantayu del Xiringüelu, basado en escasos conocimientos científicos y abundantes empíricos, se calcula que habría quienes tras pasar por el Prao Salcedo tendrían que dedicar más de un año a las artes amatorias, de manera continua e indiscriminada, para eliminar los excesos de ese domingo. Y puede que se estén quedando cortos.
Cuidarse está bien, pero hacerlo mucho es aburridísimo. No nos vamos a poner ahora a contar calorías cuando estamos de sidras ni tampoco a ver al sexo como una mera forma de deporte, aunque en ocasiones se parezcan mucho. Beban sidra y hagan el amor, pero por disfrute y pasión. Apliquémonos a esto y dejemos las investigaciones y las pantomimas para los montrealeses.
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