A partir de los 25 años, uno de cada cuatro hombres empieza a sufrir calvicie y, en España, casi la mitad de la población (considerando hombres y mujeres) padece alopecia. No es un asunto grave, pero sus implicaciones estéticas hacen rentable el esfuerzo investigador. ¿Se imaginan los beneficios que tendría la farmacéutica que consiguiese la solución definitiva contra la caída del cabello y su regeneración natural?
Hace 30 años se descubrió algo relevante: en los folículos donde nace el cabello hay células madre (las que generan las demás células). Eso lanzó proyectos de investigación de los mecanismos que hacen que esa fábrica de cabello se active o se detenga. Y hace unas semanas se acaba de descubrir uno de esos mecanismos: una hormona del estrés que, a través de las células de la piel, estrangula la activación de las fábricas de pelo. El experimento se hizo en ratones. Los investigadores fueron incluso más allá: consiguieron bloquear el recado enviado por esa hormona a las células de la piel y… a los ratones les empezó a nacer nuevo pelo, incluso aunque siguiesen estando sometidos a estrés crónico. Ya se sabía que el estrés produce alopecia, claro, pero ahora por fin se conoce la ruta biológica del proceso y esto permite actuar sobre ella. Eso sí… en ratones. Habrá que ver ahora cómo se trasvasa este conocimiento al caso de los humanos, para ver si funciona. Hay que tener también presente que no toda la alopecia es causada por estrés, pero se trata sin duda de un buen avance. De momento, relájese.