Merkel y Sánchez

Carlos G. Reigosa
carlos g. reigosa QUERIDO MUNDO

OPINIÓN

LUDOVIC MARIN

07 jun 2021 . Actualizado a las 08:45 h.

Angela Merkel, canciller alemana desde el año 2005, nos ha recordado en más de una ocasión que «los presidentes no heredan problemas. Se supone que los conocen de antemano y que, por eso, buscan ser elegidos para gobernar con el propósito de corregirlos. Culpar a los predecesores es una salida fácil y mediocre». 

Valdría la pena echar un vistazo a la situación actual de España para ver qué se cumple de su definición entre nosotros. Porque en el caso de Pedro Sánchez cabría decir que tampoco él heredó aquí problemas que no conociese…, pero en seguida fue creando otros, al revés justamente de lo que hizo Angela Merkel, que muy pronto logró consolidar a su favor unas mayorías muy sólidas y muy duraderas.

La habilidad inicial de Merkel estuvo en que, tras ganar las elecciones la primera vez con muy poco margen sobre el gran Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD), aceptó formar una gran coalición con este, con un generoso reparto de carteras ministeriales. Así empezó su sólida y larga carrera gubernamental, en la que después fue cambiando de socios y fortaleciendo la posición de su partido.

¿Cabe preguntarse si Pedro Sánchez podría haber hecho lo mismo en España, antes de lanzarse a una suma de pactos no siempre coincidentes en sus propósitos? Es una pregunta tardía, sí, pero que, a la vista de todo el complejo camino recorrido, quizá aún no está fuera de lugar planteársela, porque tal vez serviría para reencontrarse en una senda mucho menos conflictiva y desconcertante, con el embrollo catalán de por medio.

Yo no admiro en todo a Angela Merkel, pero sí admiro su capacidad y su valor para emprender giros o cambios que estima beneficiosos para su país (y también para ella, en términos electorales). Ha demostrado tener valor y sentido práctico para dirigir Alemania y, en cierto modo, también la Unión Europea. Es posible que Pedro Sánchez no quiera aprender nada de ella, pero sí que debiera de fijarse en los resultados, casi siempre apaciguadores, de sus políticas. ¡Eso que tanto echamos en falta en la España actual!