Ábalos en una cabina de peaje de la AP-9

OPINIÓN

R. Rubio | Europa Press

09 jun 2021 . Actualizado a las 10:27 h.

No hace falta ganar la Eurocopa para estar contentos. Aún no empezó a rodar el balón y en el Gobierno flipan, ha bastado con que Oriol Junqueras se pusiera a escribir cartas de amor a España. Fue como magia. Casi todos andan con castañuelas en las manos. Pero hay un ministro que no. Hay un ministro que ni con Junqueras diciendo que se va a bajar la aplicación del Tinder de la democracia parece alegrarse. El jolgorio le irá por dentro. Responde al nombre de José Luis Ábalos y es el titular de la cartera de Transportes, Movilidad, etcétera. El caso es que en el Consejo de Ministros del día 1 d.e.o. (después de la encíclica de Oriol) sigue con esa cara como de empezar a repartir, ejem, direcciones generales. A este hombre no hay manera de sacarle una sonrisa. Mira al tendido como un gallego miraría una cabina de peaje de la AP-9. Menos mal que a él no le duele el bolsillo. Si así fuera, ya se hubiese armado la de San Quintín. El 1-O iba a quedar en anécdota.