Generosidad

OPINIÓN

Los indultados del «procés» que estaban presos en la cárcel de Lledoners posan ante los simpatizantes congregados ante el centro penitenciario.
Los indultados del «procés» que estaban presos en la cárcel de Lledoners posan ante los simpatizantes congregados ante el centro penitenciario. Kike Rincón | Europa Press

27 jun 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Ahora que el verano con sus largos días, su claridad y su luz nos rodea todo el cuerpo está presente en nuestras vidas. Demos un paso amplio, abierto: el paso de la generosidad. No nos quedamos en la limpia acera de los recientes actos del indulto...

Esto, es mucho. Más que nada. Es abrir ventanas a nuevas amanecidas. Tender puentes de hermandad. No basta, aún, siendo una apuesta valiente. Aún, poniendo la primera piedra de ese puente en permanente construcción.

Puentes dinámicos, desde las dos orillas por manos de ingenieros expertos y obreros con profesionalidad y tesón. Los Ríos llevan sus aguas agitadas. Amenazan constantemente inundaciones de productos tóxicos.

Cada vez está más presente el recuerdo vil del odio, la nostalgia de aquellas flechas envenenadas que durante 40 años amordazó las palabras y agostó la ilusión. Siguen vivos en fotos de archivo, en documentos aún sellados a la investigación abierta y universal.

Se cierran las sonrisas con la mascarilla de la silueta de la bandera como único talismán de empatía, como si la patria fuera cortijo de unos y frontera ausente de muchos. Se abren los puños para nuevas embestidas de absurdas batallas dialécticas que no salvan otra batalla que la del distanciamiento y el egoísmo visceral.

Tan fácil es apoyarnos en lo que nos une y no hacer difícil los caracteres diferenciadores que son circunstanciales en el tiempo y no tiene por qué hacer tambalear lo importante: la sustancia, la unidad de la patria de todos, no de unos pocos, me da lo mismo visto de una u otra orilla. Las visiones son diferentes en la forma, pero no en el fondo. La moneda sigue siendo la misma. Necesita las dos caras para seguir permaneciendo en el tiempo y atrapar la convivencia.

Sólo la generosidad, el salir de uno mismo al encuentro del otro puede hacer que las dos orillas se reflejen en las aguas del mismo río y, no se den la espalda de forma permanente y absurda. Hoy, sobre todo hoy, toca cimbrear las mieses y llamar desde las campanas de todos los campanarios de la patria, toque al encuentro de doce: celebramos y bridamos con la copa de la generosidad.