Errores gratis (II)

OPINIÓN

Mancha de carbón en San Lorenzo
Mancha de carbón en San Lorenzo Coordinadora Ecoloxista d'Asturies

27 jun 2021 . Actualizado a las 11:15 h.

(Daños biológicos que resultan gratis)

Por estar ya en verano, santos y santas que adornan iglesias y recintos de culto y rezos, como cansados por tanta inmovilidad y con sus miradas fijas sin saberse qué es lo que ven, bullen en capillas, encima de peanas o en frías hornacinas, cuyas velas alumbran, pero no calientan. Santos y santas que quieren salir de los templos,  pasearse, aunque sea por los atrios lindantes, con gentiles y no gentiles, gijoneses o de otros mundos o barrios, en compañía de músicas alegres, de tambores y gaitas, que las procesiones de la Semana Santa, con cofrades y hombres vestidos de luto, y músicas fúnebres de sudarios, pregones y entierros, desfilaron en horas de recogida y de recogimientos.  

A.- Las heces en el agua:

Por Pedro Santo, pescador, piedra, roca y papa o papá, hay muchas fiestas, también en La Felguera, en Zamora o en San Pedro de los Arcos. En Gijón, junto a la Iglesia Mayor, si la situación epidemiológica y la vacunación lo permitieran, pues la gente fiel se agrupa a borbollones, se celebrará, otra vez, un acto religioso de bendición de aguas, arrojándose flores y agua bendita al mar; unas aguas, las de la Bahía de Gijón, que desde hace mucho tiempo y cada poco, tienen el color de lo que son: heces acumuladas o una enorme chocolatada con churros, por desbordamiento de cloacas, que nada tiene que ver con el rico chocolate con picatostes para mojar en las tardes de los viernes de Cuaresma. Que la playa urbana se llame San Lorenzo, como el Santo de El Escorial, construcción de la Monarquía hispánica, parece adecuado, pues las ronchas, urticarias  y ampollas que se producen en las pieles de los bañistas, por putrefacciones, son como las quemaduras del Santo Lorenzo, muerto en una parrilla, achicharrado.

Habiendo visto muchas veces al cura de San Pedro, con la cabeza descubierta, sin roquete de párroco, sin teja de «sacramentado en órdenes», en compañía del obispo, éste con la cabeza cubierta con tocado de ceremonia o mitra, acabé preguntando cómo era posible tanta insensibilidad para mezclar opuestos: las aguas de la Bahía, infectas, con el agua bendita y las flores, allí arrojadas por los clérigos, que, por ser las flores unos genitales de plantas, son simbología de lo virginal y puro. Al paso que vamos, la eternidad de la fiesta de Pedro va a ser equiparable a la eternidad en resolver el problema de las aguas fecales de Gijón, que data ya de tiempos, acaso antes por culpa de Franco, del Alcalde-alcaldón, al que siguieron ilustres damas, una socialista y otra, la de ahora, quedando en medio una cirujana que mordió a su jefe, tal como mordisquean los felinos a los domadores.  

Por problemas constitucionales, de la a/confesionalidad religiosa, las autoridades civiles, locales, después de la anterior alcaldesa, la confesional, la de Foro, decidieron no estar presentes en el arrojamiento y ver el espectáculo desde la distancia o barrera, desde el ventanal de la parda casa consistorial. Una distancia muy propicia para acordarse de episodios de amor de Alicia en el país de las maravillas, literatura de fantasía, o del «Reinado de las Hadas», hadas que también son «Habas», lo de las «habichuelas».  

B.- El carbón en la arena:

En este mismo periódico, una Coordinadora Ecoloxista avisó, a finales del último mayo, de la aparición de grandes manchas de carbón en el arenal de San Lorenzo. Como siempre ocurre ante ese frecuente fenómeno de contaminación visual y de lo otro, la autoridad incompetente ordenó una investigación para saber su procedencia: si del Castillo de Salas o del Musel. El caso es que seguimos si saber nada; tal vez sea uno de esos secretos del «establo», así denominado por ser del establishment, ahora de lo agropecuario del sector primario, del ganado vacuno, vaqueros, lo que es estupendo por la movilidad social y mixtura que supone. Lo del Castillo de Salas puede que sea, y lo del Musel, siempre puerto carbonero, antes y después de la ampliación, también puede que sea.

Son visibles, paseando por el Muro, las montañas de carbón a cielo abierto, sin protección como las minas a cielo abierto en campos de mineros de El Bierzo. Junto a esas montañas aparcaron y siguen aparcando barcos grandes y pequeños, para hacer las faenas propias, como lo ven quienes pasean por el Muro entre vergüenzas y lamentaciones. Y dicen que las autoridades para proteger el medio ambiente están al tanto, sin temor a prevaricar, pues lo suyo nunca es a sabiendas. Y si no es a sabiendas es a lo otro, o sea, a tontas y a locas, o a tontos y locos.

 ¡Qué interesante es la importante sentencia penal de la Audiencia Provincial de León, la de 26 de septiembre de 2009, sobre una explotación minera a cielo abierto! En ella aparece un empresario minero que, por lo que cuentan, tiene más «empuje» que un toro de los de Victorino, el de Galapagar, que en paz descanse. Es verdad que la acumulación de carbones en el Musel, a cielo abierto, no es como explotación minera de tal naturaleza, pero, por si acaso, a la espera estamos del definitivo  pronunciamiento por la Sala 2ª, la penal, del Tribunal Supremo. Me quedo, por ahora, con lo de «medio ambiente y cielos abiertos».

C.- Venenos en los aires:

Siempre me interesaron mucho esos personajes, lindos y pisaverdes, que, para considerarse superhombres no precisan haber leído a Nietzsche…

Y continuará.