Pep Guardiola, seleccionador inglés

César Casal González
César Casal CORAZONADAS

OPINIÓN

LAURENCE GRIFFITHS | Reuters

13 jul 2021 . Actualizado a las 09:19 h.

Italia ha sido campeona por doble tanda de penaltis. Es como ganar los cien metros del título mundial por dos milésimas de segundo. Mereció perder contra España. Mereció ganar contra Inglaterra. Y alzó el título desde los once metros. Chiellini fue determinante. Se llevó los dos sorteos, en uno vaciló a Jordi Alba y en el otro a Kane. Es clave tirar primero. Dos estudios dicen que el 60 por ciento de las tandas las gana quien tira primero. Otro dice que es verdad en un 53 por ciento de los casos.

Hablemos de Southgate. Da rabia, porque ya había hundido la nave inglesa en el 96, como jugador. Tomó la nefasta decisión de meter a dos jugadores con un minuto de sudor a tirar el penalti de su vida. Los dos erraron. Le pasó a Luis Enrique con Rodri, que también falló. El problema de Southgate es que a veces la vida nos trata como el aspecto que tenemos. Y Southgate tiene aspecto de enterrador del Oeste. No es ni seleccionador ni mucho menos entrenador. Se metió en un papel que fue como ponerle delante la primera ficha de un dominó del que no fue señor hasta que cayó la última ficha. Un carrusel suicida que observaba desde la banda.

Hay tres países que tienen para formar dos selecciones de un nivel altísimo. Con más de treinta futbolistas increíbles. Son España, Francia y, ahora, Inglaterra. Souhtgate dejó a los buenos en el banquillo por miedo. Perdió la final por racanería. Lo peor que le pudo pasar es marcar tan rápido y sentir que el horno casero de Wembley estaba encendido para el título. Se ve que un tipo no es entrenador cuando no domina el partido, en ningún momento. No entiende el juego. No acierta en los cambios ni tirando unos dados.

Tiene que existir un término intermedio entre el modelo del dios Luis Enrique, que influye todo el tiempo todo el rato, y el inexistente Southgate, que si participa es para tirar otra ficha del dominó contra el tapete verde, contra sí mismo. Inglaterra goza de la liga más competitiva, en parte por las aportaciones de jugadores y técnicos de otros países. La llegada de técnicos de fuera ha cambiado el fútbol inglés. Pero gente como Southgate no entiende a Sancho. Le da miedo poner a los buenos. A Sancho, con Rashford y con Sterling. Necesitaría un desfibrilador para apostar por la pelota. Algo en sus genes le dice que Inglaterra tiene que seguir jugando al fútbol como si fuese rugbi. No es rugbi. El balón no es ovalado. No hay que pegar patadas largas. Sobre todo si ya tienes a luminosos peloteros que saben hacer milagros. Con el balón casi siempre se gana. Sin balón, puedes intentar ganar y, como mucho, sobrevives. Y llegas a los penaltis. En Inglaterra necesitan a Guardiola de seleccionador. El día que tengan a Pep ganarán por fin un título (el del mundial del 66 no cuenta, se lo robaron a Alemania con un gol en la prórroga. A fecha de hoy aún aquel balón no entró en la portería).