¡Inocente Margarita!

OPINIÓN

Salvador Sas | Efe

17 jul 2021 . Actualizado a las 10:08 h.

No es fácil explicar por qué Margarita Robles, jueza de carrera, y circunstancial ministra de Defensa, se lanzó contra el Tribunal Constitucional (TC) con los mismos argumentos que utilizaría un carbonero sin escuela en contra de un juez que se negase a desalojar ipso facto la vivienda que acabasen de ocuparle. Por eso entiendo que la única explicación suficiente para tan insólito hecho es que, abducida por los encantos de Sánchez, y encargada de meterle a los jueces una cuña de su misma madera, se avino a decir cuatro parvadas encadenadas que le hacen un enorme roto a la lealtad institucional que tanto necesitamos. Porque las palabras de Robles justifican y blanquean a todos los que, sin entender nada sobre las garantías, las sutiles disquisiciones y los complejos balances que integran cada sentencia, dan por supuesto que las elucubraciones judiciales están muy bien para las disidencias banales, y que los problemas de verdad se solucionan tirando por la calle del medio, dejando la ley para aplicársela al pueblo llano.

¡Se ha lucido la jueza! Y por eso recordé la descripción que hace José Zorrilla de otra Margarita, la inocente tornera del convento, que, embaucada por un don Juan, se fue con él de picos pardos: «¡Inocente Margarita! / ¡Fugitiva mariposa, / que de esa luz engañosa / en torno girando vas! / ¡Pliega tus alas errantes, / y en tu inocencia dormida / no pienses en otra vida / que te doraron quizás».

Porque el problema de la intervención de Margarita Robles -más grave que la protagonizada por la ministra de Justicia- no estriba en que se cuestione y discuta la sentencia -que eso es necesidad y virtud-, sino en que, lejos de discutirla, se la despache con descalificaciones que afectan al prestigio del TC; con una lectura parcial de la sentencia que modifica su fondo, su objetivo y sus consecuencias; con la idea de que el derecho es algo relativo que cede ante la mesiánica función de salvar vidas y patrias que el Gobierno se atribuye; y con un relato cutre que, recurriendo a los irreflexivos instintos con los que todos los afectados descalifican la Justicia que no les conviene, alimenta la voraz hoguera en la que en este momento se quema toda la lealtad institucional de España.

Oculta Robles que el debate que resolvió el TC estaba abierto desde el inicio de la pandemia; que toda la oposición y buena parte del Gobierno advirtieron que se estaba optando por una solución poco segura y mal fundamentada; y que la ruta del estado de alarma, que escogió el Gobierno, solo se explica porque el estado de excepción tiene control parlamentario previo, y no se puede tratar como un hecho consumado, y porque otras soluciones, como el cambio de la ley de sanidad, hubiesen exigido un diálogo con la oposición que Iván Redondo quería limitar a la caprichosa mayoría de investidura.

Todo eso lo sabía Margarita Robles. Y el hecho de haberlo preterido, ocultado o tergiversado deja en su carrera profesional un enorme borrón, que equivale al vuelco del tintero. ¡Qué pena!