Los jóvenes no son unos criminales

César Casal González
César Casal CORAZONADAS

OPINIÓN

MABEL RODRÍGUEZ

20 jul 2021 . Actualizado a las 09:31 h.

No lo son. No se puede coger la parte por el todo. Claro que son preocupantes algunas imágenes que vemos, botellones, aglomeraciones, despiporre. El descaro de algunos. La locura de otros. Todos tuvimos esas edades y nos sentíamos inmortales. Pero no son la mayoría. Conozco muchos jóvenes y adolescentes que han cumplido y han caído. Del trabajo a casa, de casa al trabajo, y han dado positivo cuando luego todos sus contactos estrechos han sido negativos.

¿Dónde se contagian estos chavales? ¿Por qué? Sencillo. La cadena de transmisión está desbocada. La tasa ha subido mucho. Y el cerco para esas franjas de edad se estrecha. Pudo ser en cualquier momento. En un contacto aislado. No hay otra. Hicieron bien Feijoo y Comesaña en pedir disculpas por no tener aún vacunas para ellos. Para los que luchan contra el virus, en sus casas, en los hospitales, que son muchos, esas vacunas llegan tarde. Una pena. Una tristeza.

Repetimos errores. No tuvimos vacunas para los mayores y pasó lo que pasó en las residencias. No tuvimos vacunas para los sanitarios y pasó lo que pasó entre los que nos tenían que cuidar. Y ahora la quinta ola se eleva sobre la conducta de unos pocos irresponsables y sobre las consecuencias de muchos que no han hecho nada malo para pelear contra el bicho. Solo que una vez más la inmunización no llegó a tiempo a otro colectivo más.

Sé que tenemos mucha suerte frente a otros países que tienen unas tasas de vacunación mínimas, abandonados por todos. Estamos en Europa, pero seguimos llegando tarde. ¿Tendremos sexta ola después de la quinta? Todos estamos minados, agotados, vivimos un veraneo ficticio. Queremos salvar la economía y nos jugamos la vida en la ruleta del virus. No me extraña que los sanitarios se harten ante algunas escenas de botellones. Pero son muchos jóvenes los que no tienen nada que ver con esos comportamientos. Muchos hacen e hicieron los deberes.

El ministro Castells casi no existía hasta ayer. Pero, a veces, no hay cómo ser un radical libre, un tipo fuera del campo de juego, un outsider, para decir verdades como puños sobre el Gobierno del que él forma parte en el consejo de ministros: «La solución es vacunar a los jóvenes, no discursearlos, que ya han sido bastante razonables». Generalizar la irresponsabilidad de los jóvenes, tal y como está ahora la fatídica corriente de transmisión de desbocada, es ridículo. No señalen con el dedo, que igual se lo meten en el ojo propio. Más vacunas y menos acusaciones.