López hiperreal

Fernanda Tabarés
Fernanda Tabarés OTRAS LETRAS

OPINIÓN

Patricia Galiana

21 jul 2021 . Actualizado a las 09:12 h.

Encuentra Antonio López algo misterioso en ese abrevadero de la centralidad que es la Puerta del Sol de Madrid y con la pretensión de descifrarlo acude el pintor cada mañana con sus humildes pertrechos y esa mano que tiene. En ese lugar exacto, a unos metros del caballete del artista, una placa resume la concepción que el Estado tenía de sí mismo en 1950 y que con los años se antojó fallida. Proclama la señal que justo allí se ubica el kilómetro 0 de España, una evidencia acaparadora que incomoda a quienes observan que ese sistema radial ha sido un error en nuestra placa base porque lo cierto es que todo es periferia.

Quizás esté ahí el misterio que detecta el artista donde todos los demás vemos estruendo, un ruido de bocinas y chachareo que detesta los matices y la delicadeza que transmite el cuerpo de duende de López y ese don que tiene para atrapar lo esencial. Seguro que fue ese el ruido que confundió al policía, decidido en su disposición de cumplir órdenes y cancelar sin remilgos el enésimo brochazo del artista. Todo el mundo reconoce la sustancia revolucionaria de los óleos y la gravísima perturbación del orden público que representa un hombre que empuña decidido un pincel. Así que el agente procedió como debía, impermeable al genio que por allí transitaba y a la sorpresa que semejante manifestación de hiperrealismo policial generó en el público asistente. A un policía con una instrucción en la frente no lo disuade ni Van Gogh, cuanto más ese señor que llevaba días saliendo en los periódicos, lo que indica que poca tinta circula por las comisarías. En ese uniforme que irrumpió en el acto sagrado de crear habitaba toda la ignorancia del mundo. Mágoa.