Tu recuerdo de unos Juegos

Lois Balado Tomé
Lois Balado TOKIO2020

OPINIÓN

KAI PFAFFENBACH | REUTERS

27 jul 2021 . Actualizado a las 09:29 h.

Los hay que narran como si fuese ayer —o como si lo hubiesen visto ayer en YouTube— el oro de Fermín Cacho, las veintiocho medallas de Phelps, los récords de Bolt y el 10 de Comaneci. Pero una cosa es lo que se quiere recordar y otra lo que se acaba recordando. La mente es muy sincera para eso. Por ejemplo, el noruego echando la pota en la meta del triatlón es algo que sé que me volverá tarde o temprano.

Dónde estabas, con quién estabas o lo jóvenes que éramos puede hacer de eventos menores memorias para toda la vida. Los Juegos de Atlanta se consideran bastante flojos, y son mis favos. El España contra Croacia de waterpolo. Las Niñas de Oro ganando. Porque eran niñas de verdad y los aún más niños no bañados en metales que desde España tomaban gusanitos frente a la tele en verano de verdad se identificaban con ellas. No eran como esos «señores» de 30 años.

Del matazo de Rudy en la cara de Dwight Howard, sí. Del oro de Nadal en Pekín no recuerdo ni un punto —es mucho más recordable la derrota con Nishikori del 2016—, pero de los 100 metros libres en Sídney de Eric Moussambani se acuerda el 99 % de los nacidos antes de 1994. Los últimos cincuenta metros más agónicos vividos en una piscina. Los récords al revés.

Ocurre con la gimnasia artística, que me atormenta desde el 2016. Cuando lo de Manuel Pablo y Giovanella estaba casi olvidado, apareció Samir Ait Said en Río de Janeiro saltando el potro. Era mediodía, decían que era de los buenos y el francés se rompió la pierna al aterrizar. Se rompió es bastante generoso. Se la partió en dos. Se miró y tardó segundo y medio en darse cuenta del percal. Sigo sin poder ver la foto. Lloraban hasta los comentaristas. Ahora veo los saltos y me pierdo el aterrizaje.

Más allá del noruego vomitando, es difícil saber qué imágenes se quedarán para siempre en Tokio. Al parecer viene un tifón, tal vez tengamos surfistas volando, lo cual sería memorable. Van der Poel se despeñó ayer en su mountain bike y dijo que fue porque «ese obstáculo antes no estaba ahí», que será verdad seguro, pero es lo típico que apesta a excusa. Como cuando Beckham tiró mal aquel penalti y se quedó mirando el césped. Los Juegos es lo que tienen, que no te puedes perder nada, porque siempre podría aparecer algo que quieras recordar en un futuro y llorar con los jóvenes que éramos.