Iluminados por el IVA de la luz

Cristina Porteiro
C. Porteiro LÍNEA ABIERTA

OPINIÓN

16 ago 2021 . Actualizado a las 09:16 h.

En España, cualquier problema estructural se soluciona con una bajada de impuestos -si te sitúas a la derecha de la barra del bar-, o con una nacionalización -si te ubicas en el flanco izquierdo-. Pasó con la crisis financiera, con los problemas de desempleo y está pasando ahora con la factura de la luz. Ciudadanos y Partido Popular reclaman por la diestra la bajada del IVA del reducido 10 % al superreducido 4 %. Unidas Podemos exige por la siniestra la nacionalización de eléctricas o la creación de una empresa pública para romper el oligopolio eléctrico. Resulta muy fácil dejarse seducir por estas propuestas pero, ¿son eficaces? 

«Sabiendo que es un coste inevitable y que es de primera necesidad, hay que tomar medidas con carácter de urgencia, no unas que puedan dar frutos en años, sino de un día para otro», reclamó ayer la coordinadora de Ciudadanos, Begoña Villacís. Lo que olvidó mencionar es que al decretar una bajada del IVA se beneficia tanto a hogares ricos como humildes. Se alivia la carga de igual modo a una familia de rentas bajas con hijos que a una pareja de rentas altas residiendo en un chalé. Y tiene otro efecto perjudicial para las finanzas públicas: un agujero fiscal que podría llegar a los 2.000 millones de euros al año, según la AIReF. ¿Quién se encarga de esa derrama? Todos los contribuyentes. Lo que se ahorra en IVA se acaba pagando en recortes de otros servicios o prestaciones.

Tampoco soluciona otro problema que se atisba en el horizonte: la factura invernal para los seis millones de personas que sufren pobreza energética en España, condenadas a pagar más o resistir al frío. A menos que el Gobierno rebaje los requisitos para acceder al bono social. Este es el escudo que Bruselas ve más eficaz frente a la voracidad del mercado eléctrico. ¿Por qué? Porque es capaz de discriminar por renta y situación familiar. Al menos mientras no se reforme el sistema de fijación de precios.

¿Qué hay de la nacionalización o la creación de una empresa pública? La toma de control no garantizará precios del CO2 y del gas más baratos. Apenas lleva un minuto desgranar una propuesta así en un programa electoral, pero la realidad, tozuda, es otra: las concesiones de las hidráulicas expiran a muy largo plazo. Y el control de la producción no garantiza que funcione sin pérdidas, algo impensable para las autoridades de Competencia de la UE.

Mientras los partidos compiten por ver quién lanza la receta más populista, en los hogares la estampa se parece cada vez más a la de un célebre tebeo: vecinos coincidiendo a las 00.00 en los patios para poner lavadoras, comentando lo cara que se está poniendo la vida. Faltan recetas serias y sobran iluminados.