El culebrón de este verano lleva escrito el nombre de Leo Messi, héroe de una trama de sonrisas y lágrimas tan breve como intensa y que se pudo vivir en riguroso directo por televisión. En su atribulada salida de Barcelona y su imperial conquista de París, la megaestrella argentina reunió a medios de todo el mundo, convertido, más todavía, en icono pop de este tiempo. Su medida operación de fútbol y márketing incluía un giro que sorprendió a muchos: el de conceder la primera entrevista a las puertas de su nuevo vestuario no a una televisión ni a un diario deportivo, sino a Ibai Llanos, una celebridad de Twitch cuya fama y repercusión se multiplicó en el confinamiento. Su charla en directo tuvo el espíritu disruptivo con el que hace años surgieron los reporteros de Caiga quien caiga. Lo más importante era llegar hasta el famoso de turno y no lo que este tuviera que decir. A diferencia de aquellos discípulos de Wyoming, que aparecían en los sitios sin haber sido invitados, Ibai, que ha retransmitido partidos de Liga y la Copa América, tenía acreditación y un puesto reservado en el Parque de los Príncipes. En lugar de hablar de fútbol, el streamer abordó a Messi para hablar de sí mismo y fardar de lo mucho o poco que había cenado días antes en casa del jugador. Un discurso costumbrista que llega cada día a miles de jóvenes desenganchados de este deporte y a los que todos quieren conquistar.