Siempre Cadavedo

29 ago 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Un día de fiesta es fácil reclamo. Huele a café en las terrazas con aroma de risas, con trajes recién planchados, con corbatas de nudos anchos, modernos, con sabor a libertad. Brillan, también, primorosos los zapatos.

Un día de fiesta es distinto. Tiene un recuerdo en el tiempo y una alegría contagiosa a propios y a extraños. Vienen de fuera, de todas partes de Asturias y de allende los mares. No se les pide su identidad del carné ni el idioma de sus gustos culinarios.

Aquí, las ventanas siempre están abiertas, haga sol, llueva a cántaros.

Aquí, aunque cada finca tenga su «portiecha», no precisa pulsar ningún timbre. A todos abrimos con los brazos extendidos: mayores, pequeños, mujeres, paisanos.

Todos son bienvenidos los días festivos y, lo mismo, los tristes días de invierno cuando nos quedamos solos consolando a nuestros prados. Siempre, Cadavedo está en pie como pegollo de hórreo, como hombro amigo, como faro.

Estamos en agosto, con 31 días: festivales de música moderna en el campo de la iglesia; mercado artesanal «nuestro», los sábados en la «plaza» del Curión; Semana cultural en la casa del Padre Galo; fallo del premio de poesía n·asturianu el primer viernes del mes; ensayos todos los días a la caída de la tarde de los bailes regionales del gran día: Romería con ramios de alfilada, trajes regionales y casas y caminos engalanados desde el barrio de Rapa hasta el campo de La garita. Culminando con la misa desde el altar de la Virgen y el Pregón a continuación en «faliecha» de cuantos chismes, verdades a medias, e ilusiones que un día, tal vez, se cumplan recitados en rima fácil y en humor propio del lugar a cargo de José Manuel Fernández.

Esos son algunos de los pegollos más visibles de este mes de agosto que sostienen el hórreo de Cadavedo:

Parroquia del occidente de Asturias, concejo de Valdés, fértil por sus cosechas de (fabas, maíz, leche de vaca y olas de mar con sabor salitre y algas (ocle) madres y nidos de percebes, pulpos y, sobre todo, erizos de mar (oricio, nombre más popular).

Repito, y hago mío: «pegollo» que sostienes frío y sereno el HÓRREO desafiando todas las inclemencias del tiempo y guardas en cofre sagrado los documentos de la historia de este humilde pueblo de la rasa desafiando al Cantábrico los 365 días del año y con corazón de madre espera mañana y tarde la visita del que hace el camino, viene a ver a la Virgen de Riégala o a henchir de aire sano los pulmones de la mente y las arterias de la luz que ilumine nuestro caminar.

Domingo 29 de agosto, serás nuestro invitado de honor.

En el prado de La Garita, tendrás reservada silla especial.

Contamos contigo.